El Gobierno federal desvela su plan para vacunar al mayor número de personas lo antes posible. Pero no todos tendrán acceso a la vacuna al mismo tiempo.
Por Erika Edwards – NBC News
El Gobierno federal dio a conocer este miércoles sus planes destinados a distribuir vacunas gratuitas contra el COVID-19 desde un día después de que se otorgue una autorización de uso de emergencia o una aprobación completa.
Un programa desarrollado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) instruye a las agencias de salud estatales a crear un comité de planificación de vacunas formado por líderes de diferentes grupos comunitarios, como centros de salud, hospitales, centros de atención a largo plazo y farmacias.
Ese programa aconseja a los estados que se preparen para un suministro limitado de dosis de vacunas contra el coronavirus en el otoño.
No está claro qué vacuna recibirá la autorización primero, así como cuándo los datos de los ensayos clínicos estarán disponibles para que los funcionarios los revisen.
“Nuestro objetivo en la Operación Warp Speed es que 24 horas después de que” una vacuna reciba la autorización de emergencia o la aprobación total, sea trasladada a la administración para su revisión, dijo Paul Ostrowski, quien se encarga de la logística de esa operación durante una llamada con periodistas.
Sin embargo, está claro que la oferta no satisfará la demanda, al menos al principio.
El plan exige que una campaña de vacunación comience gradualmente, ya sea a finales de este año o en enero.
El Comité Asesor de Prácticas de Inmunización de los CDC, la Academia Nacional de Medicina y otras organizaciones están trabajando para determinar quién debe ser el primero en la lista para recibir la vacuna.
La Administración Trump se enfrenta a un conjunto complejo de problemas logísticos para cumplir sus objetivos de vacunación. La primera es averiguar cómo rastrear cuándo las personas reciben su vacuna y qué vacuna reciben.
Dos de las vacunas contra el COVID-19 actualmente en ensayos de fase 3, la de Pfizer y Moderna, requieren inocular a los pacientes con dos dosis administradas con 21 o 28 días de diferencia. “Tenemos que poder decirle a la persona cuándo es el momento de regresar para recibir la segunda dosificación”, explicó Ostrowski.
Además, la segunda dosis debe ser del mismo fabricante porque no son intercambiables.
[Se buscan a más latinos para los ensayos de una posible vacuna contra el coronavirus]
Y aunque los consultorios médicos, los hospitales, los departamentos de salud y las farmacias tienen sus propias bases de datos para rastrear a los pacientes, “la parte difícil es lograr que se comuniquen entre sí”, sostuvo Ostrowski.
Los estados y las comunidades locales deberán diseñar planes precisos en el plazo de un mes para recibir y distribuir vacunas, algunas de las cuales requerirán un manejo especial, como refrigeración o congelación.
Una coordinación tan detallada es como un “control del tráfico aéreo”, dijo Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.
“Se trata de asegurarse de que todo se una a la vez”, según Osterholm. Eso incluye administrar las vacunas a las personas que las necesitan y asegurarse de que comprendan lo que se sabe sobre la seguridad y la eficacia de la vacuna.
[Los lugares cerrados representan mayor riesgo de contagio del que se pensaba. Explicamos por qué]
Los funcionarios de salud “estarán absolutamente obligados a educar al público”. Se espera que la vacuna en sí sea gratuita. A los pacientes no se les cobrará de su bolsillo por la administración de vacunas, gracias a miles de millones de dólares en fondos de los contribuyentes aprobados por el Congreso y asignados por la Administración Trump.
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine