Hará cosa de… casi 70 años, cuando vivía de niño en el rancho y recuerdo haber oído con cierta frecuencia, al grado que se me quedó en el recuerdo, una canción que se llama “La vida infausta”… ‘para qué quiero esta vida tan infausta, si en este mundo yo he ser un desgraciado….’. Aunque hace apenas unos meses que por curiosidad fui al diccionario a averiguar el significado exacto de infausta y pude confirmar que por el puro tono y sentimiento con que la cantaban, ya fuera a grito pelado alguien que caminaba por el potrero, o en un baile, o cuando velaban la manteca, (nunca supe por qué siempre que alguien mataba puerco velaban la manteca y se juntaba la gente a platicar, a fumar cigarros de hoja y cantar hasta que la manteca estaba bien cuajada), con el puro sentimiento con que cantaban ‘la vida infausta’ sabía que se quejaban de la vida infeliz y desgraciada. Y yo, a mis siete u ocho años, empezaba a admitir que crecería para vivir una vida infausta, aunque fuera cantada. Hay que tener cuidado con las canciones que cantamos enfrente de los niños y explicarles muy bien cosas que decimos, porque por más que mi infancia fue feliz, no descartaba del todo la idea de que la vida era infausta y este mundo un valle de lágrimas.
Que la vida no es justa lo dice y lo cree mucha gente, pero si hay algo que sea justo en esta vida es la vida misma, porque no te elige la vida, eres tú el que eliges tu vida.
Hay gente que tiene (aparentemente) todas las posibilidades, todo el potencial todos los medios para ser feliz… y viven infelices, viven una vida infausta. Por el contrario se ve gente que tiene todas las carencias… económicas, y hasta físicas, falta de un miembro, o dos, falta de la vista, de movilidad…. y aún así vemos que son felices, por más que no entendamos cómo y por qué, pero fue porque eligieron ser felices.
Pasaron muchos años desde que oía la vida infausta en el rancho a cuando aprendí en clases de literatura un poema sobre la vida, En Paz, de Amado Nervo, que no reniega de la vida, ni la llama infausta, sino que reconoce ser el arquitecto de su propio destino… “Cuando sembré rosales coseché siempre rosas”. Así tú, elige ser feliz, no elijas la vida infausta, planta rosales y cosecharás rosas… Hasta la próxima……. Salud y saludos
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine