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La Consumación

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 “Religión, Independencia y Unión”, fueron las Tres Garantías que presentó Agustín de Iturbide en el Plan de Iguala y con lo que se convirtió en  el consumador de la Independencia

 Tras once años de sangrienta lucha, se consumó

 El gran consumador
 Cuando se habla de la Independencia, recordamos a los grandes caudillos que la buscaron, pero poco se habla de la otra parte, “de los malos’’, de los realistas. Iturbide estuvo mucho tiempo de ese lado. Hombre totalmente diferente a Miguel Hidalgo.  Mal estudiante, pero buen negociante. A los quince años era administrador de la hacienda de su padre. Allí se convirtió en gran jinete y pronto lo atrajo el uniforme militar. En 1806, lo mandaron a Jalapa, donde conoció a otros militares: Michelena, Allende, Abasolo, Aldama que platicaban de que sería conveniente un rompimiento con la “madre” Patria.

De regreso de Jalapa, en 1808, lo invitaron a lo que se llamó “la Conspiración de Valladolid” que buscaba la Independencia; fingió intesarse, pero lo que hizo fue delatarlos, traicionando a sus compañeros de armas en los entrenamientos de Jalapa.

  Hidalgo lo invitó a su causa, le prometió un alto grado militar y respetar la hacienda de su padre. Iturbide no aceptó y la hacienda fue saqueada, lo que alimentó la sed de venganza en Iturbide y recibió con gusto la orden de ayudar al general Torcuato Trujillo a defender la capital de las tropas insurgentes que se avecinaban.

 Aunque las tropas realistas fueron derrotadas en la batalla del Monte de las Cruces, Iturbide arregló el informe de guerra y por su destacada actuación lo ascendieron a Capitán.

 En 1813 Félix María Calleja fue hecho virrey y a Iturbide lo nombraron Coronel, al mando de 1200 hombres del regimiento de Celaya;  poco después fue jefe de todas la fuerzas de Guanajuato y luego nombrado Intendente de la provincia. Aprovechó para hacer se rico, pero, sin descuidar la guerra a los insurgentes, causando terror en la región. A fines de 1814, Iturbide dio por terminada la pacificación de la intendencia de Guanajuato. Pidió la pensión, el saludo y las insignias que se le concedían a los generales heroicos, pero se las negaron.

     En 1820 el virrey le dio la comandancia del Ejército de Sur, con base en Teloloapan, Guerrero… con la intención de que pacificara los últimos reductos insurgentes ¡Era su oportunidad y no la iba a desaprovechar!
 A fines de noviembre ya estaba en su destino en la tierra caliente de las sierras de Guerrero, pero no se dedicó a perseguir a los pocos insurgentes que seguían fieles a Vicente Guerrero, que a veces llegaban a ser 2,500. Iturbide venía cambiado, ya no volvió a ser el terrible, sanguinario y cruel enemigo de insurgentes, sino que buscó el acercamiento y un arreglo para llegar a la Independencia sin derramar más sangre.

 El 24 de Febrero de 1821 en Iguala presentó su plan de las tres garantías. Religión, Independencia y Unión.

 Se defendería la religión católica como única, sin tolerar ninguna otra. Lo que equivalía a que la iglesia seguiría gozando de los mismos privilegios; Independencia completa de España y Unión significando igualdad entre españoles y nativos americanos. El plan sonaba bonito, sobre todo, porque todos estaban hartos de guerras.

 Vicente Guerrero el independentista mas importante fue de los primeros en unirse al plan y luego, poco a poco todos los jefes incluyendo algunos realistas, como Pedro Celestino Negrete en Guadalajara, se unieron al Plan de Iguala. En las pocas acciones de guerra que hubo se calcula que murieron apenas unos 150, pocos, comparados con los miles de muertos que dejaron las luchas anteriores.

 Guadalupe Victoria Salió de su escondite de dos años en las selvas de Veracruz y en Julio, él y Nicolás Bravo, se unieron al Plan de Iguala. Prácticamente todas las tropas realistas se unieron al Plan de Iturbide, unos 70,000 hombres.

   En esas condiciones llegó el nuevo Virrey, Juan O´Donojú. Iturbide lo visitó en Córdoba, Veracruz. Pronto llegaron a un acuerdo y se firmó un tratado que, aunque O´Donojú no tuviera autorización para firmar, al final fue decisivo en la Independencia. Allí se proponía ofrecer la corona de lo que desde allí se llamó “Imperio Mexicano” a Fernando VII o a uno de sus hermanos. Dicen que Iturbide aprovechó para introducir una cláusula que le abriera las puertas al trono, al decir que si no se encontraba alguien de las casas reinantes en Europa que aceptara el nuevo trono, Las cortes mexicanas estarían en libertad para elegir. O´Donojú aceptó todas las partes del Plan de Iguala; simplemente logró concesiones para la salida de las tropas sin hostigamiento y para los españoles que quisieran regresar a España con todo y sus bienes.

Hay un documento del 25 de Septiembre de 1821 que es prácticamente la liberación de la Nueva España. El oficio lo envió O’Donojú a Iturbide: “…. evacuada la capital, está cumplido por mi parte el artículo 17 del tratado de Córdoba, y ocupada ya por las tropas imperiales…..desde hoy en adelante deberá entenderse con las Autoridades de la nación, pues que ya no es mi representación la que tiene, sino la de la Ley…. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Tacubaya, septiembre 25 de 1821.

  El 27 de septiembre, cumpleaños (38) de Iturbide,  se hizo la entrada triunfal en la capital del nuevo país: México. La Independencia estaba consumada…  Aunque todavía le quedaba mucho camino por recorrer a México…y a Iturbide.

España no reconoció los tratados y hubo algunos intentos de  reconquista. Al final en 1836 aceptó “oficialmente” a Independencia de la colonia que más riquezas le dio… durante trescientos años…

MÉXICO EMPEZABA A VIVIR COMO NACIÓN LIBRE

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