Un mundo complicado no es señal de más inteligencia y sabiduría, al contrario, compadre, al contrario.
Igual que un país con muchas leyes no es señal de que sea un país muy ‘avanzado’, muy inteligente, muy civilizado, al contrario, compadre, al contrario.
Los buenos ciudadanos no necesitan tantas leyes, saben lo que es bueno y lo hacen; saben lo que es malo y lo evitan. Así de simple. Saben lo que conviene a la comunidad y lo que estorba.
Así como decimos que a buen entendedor pocas palabras, podemos decir que a pueblo civilizado, pocas leyes… y así llegaremos a decir que el hombre sabio vive una vida sencilla, una vida sin muchas complicaciones.
Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Por muy sabio que seas, si de repente te sacan el tapete te caes, o de perdis pierdes el balance.
Nos pasó a muchos viejos que de repente, en un dos por tres, el mundo cambió y llegamos a una vejez para la que no estábamos preparados, porque después de vivir una vida más o menos sencilla (aunque no tanto) nos encontramos en la vejez una vida complicada, gracias a que la tecnología progresó en cuestión de muy poco tiempo y hoy las cosas simples de la vida se hacen de forma muy diferente, que por más que los muchachos digan que la tecnología simplifica la vida, los viejos vemos que nos la complica.
Sin embargo, la gran verdad es que la vida con tecnología o sin tecnología, ha sido y es complicada para todos, jóvenes y viejos, y es complicada porque así la hemos hecho. De una vida simple de intercambios de manualidades y productos pasamos a complicados sistemas monetarios y económicos.
De una vida sencilla de convivencia familiar y comunitaria pasamos a una vida complicada por muchos convencionalismos sociales… (Ah! que no se vaya a olvidar mandarle tarjeta de Navidad a la comadre que te reclamó el año pasado… por lo menos un mensaje mándale).
De una vida de pocas pertenencias útiles y necesarias, pasamos a la complicación y compilación de cosas y más cosas (ropa y zapatos por ejemplo) ni necesarias ni útiles. De una vida sencilla en que se iba a la escuela para aprender a leer y escribir, sumar, restar y multiplicar, llegamos a la complicada situación en que los muchachos fácil pasan una cuarta parte de su vida preparándose para enfrentar la vida y casi siempre, la vida les gana.
De las guerras sencillas con garrotes, piedras, quijadas de burro y hondas, pasamos a las complicadas guerras de cuernos de chivo, artillería, aviones bombarderos y bombas atómicas.
Sí, señor, la vida era más sencilla antes… Hasta la muerte era más sencilla. Hoy todo lo hacemos complicado, en gran parte porque no sabemos, o no estamos seguros de lo que debemos hacer mientras estemos vivos en este mundo. No sabemos vivir, mucho menos convivir. No entendemos que lo primero que debemos de buscar en la vida es ser felices y que para eso no debemos de estar ni debajo ni encima de los demás.
Era sencilla la vida en la tribu, en la aldea, en la comuna. Todos estaban al mismo nivel, pero luego vinieron a complicar la vida los jefes, los patrones, los amos, los reyes, los emperadores…Y hubo soldados rasos, empleados, siervos, esclavos, súbditos, vasallos…. y hasta ídolos y fanáticos… La vida sencilla se ha vuelto y se sigue volviendo cada día más complicada, lo cual bien puede significar que se vuelve más deshumanizada, al no ver a los demás, como hermanos humanos sino como clientes, esclavos, escalones para subir, o de perdis como un ‘falower’ en las redes, un admirador.
Cada vez se ve más difícil que el mundo con tantas divisiones y tantas des-Organizaciones vuelva a la vida sencilla, pero tú como individuo, como ser humano no te compliques la vida, no les sigas el juego a los que viven de complicarles la vida a los demás: Ámate a ti mismo y ama a los demás y verás que vivirás más feliz, más libre, menos complicado, menos enredado… No te engañes, no engañes ni te dejes engañar, La cosa es sencilla…..Salud y saludos.
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