Varias gallinas vivían en un corral: unas de buen tamaño y gordas, y otras, por el contrario, se les veía flacas y desnutridas.
Varias gallinas vivían en un corral: unas de buen tamaño y gordas, y otras, por el contrario, se les veía flacas y desnutridas.
Las gallinas bien proporcionadas, orgullosas de su buena facha, se burlaban sin piedad de las flacas y las insultaban llamándolas huesudas, muertas de hambre, etc., etc.
Pero el dueño de la granja, no teniendo que más preparar para la Cena de Año Nuevo, ordenó a uno de sus empleados ir al gallinero y elegir las mejores gallinas que allí hubiera para el banquete.
Por su puesto que para aquel hombre, la elección no fue difícil.
Por eso, al darse cuenta las gallinas gordas cual era su fatal destino, envidiaron con melancolía la mejor suerte de sus compañeras flacas y esqueléticas.
Moraleja: No confíes tanto en tu suerte, pues el destino podría sorprenderte!!
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