¿Quién no tiene una aventura que contar o una salida ingeniosa en determinado momento? En general, todos tenemos al menos una… Y esta semana conoceremos algunas de las Anécdotas y Genialidades de Ge
¿Quién no tiene una aventura que contar o una salida ingeniosa en determinado momento? En general, todos tenemos al menos una… Y esta semana conoceremos algunas de las Anécdotas y Genialidades de George Gordon Byron, mejor conocido como Lord Byron.
De Actitud Impulsiva: Byron nació con una pequeña deformidad en el pie derecho por lo que cojeaba y, durante toda su vida, estuvo acomplejado por su defecto físico. Niño todavía iba de paseo con su institutriz. Llevaba un bastoncito del que nunca se separaba. Una mujer, conmovida al verlo, dijo:
– ¡Qué niño tan guapo! Lástima que ande mal. Al oír esto, el niño Byron se revolvió contra ella a bastonazos, hasta que se lo rompió sobre la espalda.
Vivió siempre acomplejado.
Le molestaba tanto su cojera que le impedía gozar ampliamente la vida. Tenía alrededor de los veinte años y se quejaba de su mucha desgracia al reverendo Becher. Y éste le decía:– Pues lo tenéis todo en la vida: un nacimiento ilustre, buena posición económica y, sobre todo, una inteligencia privilegiada que te sitúa por encima de la mayoría de los hombres. Y Byron le contestó:– Y una pierna estropeada que me sitúa muy por debajo de la inmensa mayoría.
Amaba a los animales, sobretodo a su perro Poco tiempo después de casarse Byron se apartó de su mujer, y según se asegura, tuvo un hijo con su hermanastra. El es a quien se le atribuye la frase: “Cuanto más conozco a los hombres, más aprecio a mi perro”. Lo que sí parece cierto es que quiso mucho a su perro, y hasta le escribió un epitafio.
El perro murió, Byron lo enterró en el jardín de su posesión de Newstaedt y le puso una lápida con esta inscripción: “Aquí descansan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y que tuvo todas las virtudes de los hombres sin tener ninguno de los defectos”.
Casado sin amor Se casó sin estar enamorado. A sus amigos les contó después, la noche de su boda:– Me desperté a altas horas de la noche, vi un brasero encendido y creí que estaba en el infierno.
Después, cuando me di cuenta de la verdad, supe que era mucho peor; estaba casado y con mi mujer allí.
Hombre vanidoso En uno de sus largos viajes lo acompañaba su médico, el doctor Polidoro. El editor Murray le había encargado a éste que escribiera el diario de su viaje con Byron con la promesa de que se lo publicaría. Eso exaltó la vanidad del médico, que se consideró desde entonces un buen escritor, y se jactaba delante de Byron. Cierto día, el mediocre personaje le dijo al Lord:– Nada hace usted que yo no sepa hacer también.Byron le repuso:– No está demostrado, ni lo estará, mientras usted no cruce a nado el Helesponto,no apague una vela de un tiro a veinte pasos y no publique un libro del que se vendan, en un día, catorce mil ejemplares.
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