En Brasil, busqué infructuosamente en los periódicos antiguos de la ciudad de Santos alguna información sobre el misterioso incidente de Fuerte Itaipú, situado en esta ciudad portuaria, a 80 kms de
En Brasil, busqué infructuosamente en los periódicos antiguos de la ciudad de Santos alguna información sobre el misterioso incidente de Fuerte Itaipú, situado en esta ciudad portuaria, a 80 kms de Sao Paulo. La noticia había sido mantenida en absoluta reserva por los militares brasileños, pero el Dr. Olavo Fontes en sus investigaciones ufológicas en los años 50’s y 60’s, tuvo acceso a una fuente privilegiada que le narró lo siguiente:
Todo comenzó a las 2 de la madrugada del 4 de noviembre de 1957, cuando dos soldados se encontraban en una torre de vigilancia junto al océano Altántico. Una luz de color anaranjado se aproximó velozmente y se detuvo a unos 50 metros por encima de los militares. Estos se quedaron estupefactos ante un objeto discoidal de unos 30 metros de diámetro, rodeado por una luz naranja y que emitía un monótono zumbido. Pero no usaron sus armas. Inesperadamente, un golpe de calor abrasador los alcanzó y huyeron despavoridos. Uno cayó sofocado e inconsciente. El otro creyó que su uniforme había estallado en llamas y gritaba para alertar a los demás. El personal de la base despertó en medio de la confusión. Se había producido un apagón. Los cañones, los ascensores, los receptores de radio y todos los equipos dejaron de funcionar. Oficiales y soldados se desplazaban por los corredores y escaleras completamente a oscuras.
Tres minutos después se reanudó el suministro eléctrico y algunos oficiales lograron ver cómo un OVNI ascendía rápidamente a los cielos. Los dos vigilantes presentaban quemaduras de primero y segundo grado en más del 10% de su superficie corporal. Pero lo extraño es que solamente fueron afectadas las zonas protegidas por los uniformes. Los militares brasileños pidieron ayuda a la Embajada de EEUU. Oficiales del servicio secreto brasileño, y más tarde sus colegas estadounidenses, llevaron a cabo una investigación que nunca fue divulgada. Se supo que después del incidente, aviones de la Fuerza Aérea Brasileña despegaron de una base sobrevolaron la región, pero no lograron ver el OVNI…. A raíz de la Ley de Libertad de Información (FOIA) de EEUU., se desclasificó un documento en inglés del que se puede resumir lo ocurrido de esta manera…:
“Todo lo que puedo decir es que los OVNIs agresivos existen, sea cual sea su origen. ¿A qué vienen? ¿Para qué?… no lo sabemos todavía, -declaró la Dra. Wellaide Cecín Carvalho, quien además sostiene que eran “ladrones de energía”. Los análisis de sangre que se realizaron a docenas de campesinos atacados en el estado amazónico de Pará mostraban muy claramente que la tasa de glóbulos rojos de quienes fueron víctimas de los no identificados y de sus haces luminosos era más baja de lo normal. Se trataba de los “chupa-chupa” ó luces asesinas, algo que aparentemente nada tiene que ver con el famoso chupacabras. En medio de la selva amazónica brasileña, extraños objetos voladores sobrevolaban las chozas de los campesinos y pescadores. De pronto disparaban un haz de luz que caía sobre su pecho y sus hombros. – Como consecuencia, las víctimas sufrían quemaduras, mareos, dolores de cabeza y vómitos. Algunos, menos afortunados, murieron tras los ataques de aquellas luces asesinas. ¿Qué pasaba en la jungla? ¿Por qué sucedía aquello? ¿Quiénes eran los agresores? Eran preguntas que yo me planteaba. Y, para salir de dudas, a mediados de los años 90, decidí investigar in situ este fenómeno -añadió la Dra. Cecín Carvalho. Los acontecimientos tuvieron lugar entre 1967 y 1968, pero aún en los años 80 se encendieron las señales de alarma cuando se empezaron a sufrir las embestidas de lo que el pueblo llano de la selva llamó “chupa-chupa”, aludiendo abiertamente a la extendida opinión de que tales objetos eran capaces de “succionar” la sangre de sus víctimas.
– Establecí mi residencia en Colares, zona en la cual se concentraban muchos casos -explicó la Dra. Carvalho en su despacho-. La gente atacada venía corriendo, a veces llorando y con crisis de pánico. Presentaban quemaduras cuyo diámetro variaba entre 2,5 y 12 centímetros, algunas con pequeños orificios, semejantes a los producidos por una aguja, en el tórax, y a veces en el cuello. En ocasiones presentaban caída de vello con destrucción del folículo piloso. Por eso el pelo no volvía a crecer en la región de la quemadura. Extrañamente, también se producía una rápida descamación de la piel en el área afectada, no como las quemaduras normales, que suelen despellejarse al cabo de unos cinco días. Además de las quemaduras, según esta doctora, las personas heridas experimentaban una especie de parálisis temporal después de ser alcanzadas por el rayo de luz. Intentaban correr sin lograrlo y no eran capaces de articular palabra.
… ¿Qué era aquello?, ¿acaso en verdad los extraterrestres venían a succionar o chupar sangre de aquella gente humilde?…. ¡No se pierda la conclusión de esta intrigante historia la próxima semana!
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