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Los hombres dicen: ‘A las mujeres, el sexo les interesa muy poco’

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Una de las quejas más frecuentes de muchos hombres casados, es que su esposa ‘casi nunca quiere’ y argumentan que seguido ellas ponen excusas, aparte del consabido dolor de cabeza, para no tener

Una de las quejas más frecuentes de muchos hombres casados, es que su esposa ‘casi nunca quiere’ y argumentan que seguido ellas ponen excusas, aparte del consabido dolor de cabeza, para no tener relaciones sexuales.

¿Pero tal queja tendrá argumentos válidos o simplemente es una cortina de humo para tapar un falso machismo o para una presunción ante quienes les escuchan? ¿Qué tan cierto es esa aseveración de algunos ‘machos’ en el sentido que a las mujeres les interesa menos el sexo que a los hombres?

Tal vez esta última pregunta -con carácter de aseveración- está mal formulada, ya que al hacerla se da por sentada la idea falsa de que a la mujer poco o nada le importa el sexo. Algunos estudios hechos a mujeres de diferentes edades, demuestran que ¡NO! es verdad que a las mujeres les interese menos el sexo que a los hombres.

Lo que sí puede ser es que las experiencias personales de algunos hombres les hayan probado lo contrario, pero no por ello debería generalizarse pero además lo que quizá valga la pena ‘poner en tela de juicio’ es el propio desempeño, como esposo o amante de aquellos que tanto se quejan de la ‘falta de ganas’ de su pareja. Por eso, antes de hablar y culpar a la mujer, es conveniente primero que el hombre se autoanalice y así poder dictaminar sobre su propio comportamiento sexual.

Quizá nuestra sociedad en general y nuestra cultura latina en particular, tenga el prejuicio según el cual a todo varón le corresponde el papel de siempre estar dispuesto, de siempre tener ganas, de nunca desperdiciar una oportunidad; en tanto que a la mujer, el rol que se le ha impuesto es el de reprimir sus deseos, satisfacciones y fantasías sexuales, por falsos pudores o para evitar que el macho, que duerme en la misma cama, piense mal de ella y la tilde de una cualquiera, cosa que irónicamente, muchos en secreto desean tener.

Desgraciadamente este modelo de pensamiento y actitud, por siglos fue instaurado por la mayoría de las religiones, es decir que la mujer no debe expresar entusiasmo o satisfacción y mucho menos palabras, gritos o gesticulaciones ya que esto sólo lo hacen las prostitutas o las ninfomaníacas. Y aunque los tiempos cambian y actualmente ya se puede ser más expresiva, todavía hay muchas mujeres que no expresan sus deseos, fantasías o satisfacciones por temor a ser reprobadas lo cual ocasiona, como es lógico, cierto desinterés por el sexo.

De hecho, la mujer siente tantos o más deseos que el hombre de tener relaciones, pero relaciones sexuales que la satisfagan, porque cuando esto no sucede, cuando ella es simplemente el receptor de un macho que torpemente, ya sea por falta de experiencia, poca consideración hacia ella estúpidamente egoísta que sólo piensa en él y en su satisfacción y que por lo mismo rápidamente termina su acto, precisamente cuando muchas pierden ese deseo y ¡claro! ponen una y mil excusas para no querer tener relaciones. También existe el caso de la mujer que es soporte económico del hogar que tras la jornada de trabajo, al llegar a casa debe revisar tareas, preparar la cena, lavar, planchar, arreglar lo del día siguiente incluyendo al marido, los hijos y ella misma, etc., en tanto que el ‘apasionado’ esposo o compañero quiere que ella, como flor al amanecer abra sus pétalos ante las caricias del macho. Pero eso no es posible, porque estas mujeres preferirían tal vez cambiar el acostumbrado horario nocturno del sexo en que se encuentran sencillamente extenuadas, por unos cuanto minutos de paz y tranquilidad así como de un reconfortante sueño. En suma se puede decir que, salvo por alguna enfermedad o un determinado y específico problema, tanto el hombre como la mujer tienen el mismo deseo sexual, pero a diferencia de ellos, ellas por lo general tienen muchas, muchísimas más actividades tanto físicas como emocionales y si a eso se le suma la incomprensión, la falta de tacto, de motivación e incluso, en muchas ocasiones la falta de satisfacción sexual, eso ocasiona que aparentemente la mujer tenga ‘menos interés’ en el sexo, cosa que como se dijo anteriormente, es totalmente falsa y errónea, pero que sin embargo es la bandera con la que muchos hombres “cubren” sus deficiencias en el campo del sexo y la sexualidad.

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