Muchos padres de familia están convencidos de que el mentir en los pequeños no es un problema serio y, tal vez esto sea así, por supuesto siempre y cuando la mentira no dañe a una tercera persona; sin embargo, cuando el mentir se convierte en algo patológico, entonces sí, se debe tener cuidado y tomar medidas pertinentes.
A los niños pequeños (de 4 a 5 años) les gusta hacer cuentos e inventar historias. Esta es una actividad normal porque ellos se divierten oyendo e inventando cuentos. Muchas veces confunden la realidad con la fantasía.
Por otro lado cuando un niño mayorcito o un adolescente dice mentiras interesadas (por ejemplo, para no tener que afrontar una falta o eludiendo una responsabilidad, eso ya es otra cosa.
En esos casos los padres deben de reaccionar, aunque no en forma agresiva, hablando con él o la hija/o y explicándole cuán importantes son la verdad y la honradez.
Algunos adolescentes descubren que las mentiras pueden considerarse aceptables en ciertas situaciones, como por ejemplo, no decirle al novio/novia la razón real del rompimiento para no herir sus sentimientos. Otros adolescentes mienten para proteger su privacidad o para sentirse independientes de sus padres (por ejemplo, negando que se escaparon por la noche con amigos).
Por otro lado, algunos pequeños, aún sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, elaboran historias que parecen verdaderas.
Otros chicos que por lo general actúan de manera responsable, mienten repetidamente porque creen que el decir mentiras es la mejor manera de satisfacer las demandas de sus padres, maestros y amigos. Ellos usualmente no están tratando de ser malos o maliciosos, pero el mentir se convierte en un mal hábito.
Hay otros niños y adolescentes a quienes no les importa mentir o aprovecharse de los demás. Otros mienten frecuentemente para ocultar ciertos problemas serios. Por ejemplo, un adolescente con un problema de drogas o alcohol, mentirá constantemente para ocultar dónde ha estado, con quién andaba, lo que estaba haciendo y en lo que gastó su dinero.
¿QUÉ SE DEBE DE HACER SI ÉL O ELLA MIENTE?
Los padres son el modelo de mayor importancia para los hijos. Cuando el niño miente, los padres deben darse tiempo para hablar seriamente con él acerca de: La diferencia entre la fantasía y la realidad, la mentira y la verdad, la importancia de la honestidad y las consecuencias de mentir.
Si el niño o el adolescente desarrolla un patrón serio y repetitivo de mentir, entonces se necesita ayuda profesional. Una evaluación por un psiquiatra puede ayudar a padres e hijos a entender el porqué de esa actitud y puede también hacerles recomendaciones para el futuro.
Así que recuerde: Si el mentir de nuestros hijos o nietos es tan repetidamente que se está volviendo un mal hábito es probable que dañe su salud emocional y la integridad de ellos mismos o de alguien más… Por lo que debe evitar que eso se le convierta en una bomba de tiempo que le puede explotar trayéndole a su vida familiar una desagradable o perniciosa noticia.
Fuente: American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
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