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‘Ludopatía’, una adicción sin sustancias que puede destruir tu relación de pareja

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Aparenta ser inofensivo, pero es tan dañino como cualquier otro vicio

Por: Lau Bo

  La ludopatía, llamada también ludomanía o jugador compulsivo, consiste en una incontrolable necesidad de jugar juegos de azar, afectando el comportamiento del jugador de forma negativa y no productiva. De hecho es una adicción sin sustancias y por supuesto, es motivo de muchas peleas, discusiones, despilfarro del dinero, desatención personal y social (alimentación, relaciones familiares, sexo, salud, etcétera), provocando divorcios y otras consecuencias severas. Esta afección se ha relacionado con adicciones tan peligrosas y destructivas como el alcoholismo o drogadicción.

  Una de las primeras cosas que se ven afectadas es la capacidad de comunicación honesta y directa entre el adicto y quienes le rodean. Este problema se vuelve aún mayor cuando el adicto es tu pareja, ya que la tristeza, enojo y caos serán una constante.

  Si tu pareja está enferma necesita de tu ayuda; si estás en este caso, lo primero que debes hacer es no juzgar duramente a tu pareja. Aunque te resulte complicado, recuerda que una adicción es una enfermedad y cuando juzgamos al adicto, este se hunde más en ese problema. No es que seamos débiles o cobardes y por eso lo aceptamos, sino que buscamos darle la estabilidad que le permita combatir su soledad y la adicción. Aunque, ante todo debes procurar tu seguridad y la de tus hijos.

  ¿Por qué se padece está adicción? Como toda adicción, lo más probable es que el jugador compulsivo experimente un dolor emocional severo, puede ser un dolor de rechazo, de no adaptación, incomprensión, falta de amor, etc. Al resistirse muchas veces a buscar ayuda profesional o al no tener una orientación adecuada que le ayude a entender sus emociones, encontrará una forma de escaparse ya sea a través del alcohol, las drogas u otros placeres pasajeros como las apuestas.

  Las adicciones son formas en que el individuo trata de reducir un dolor emocional fuerte por medio de un supuesto placer. Un jugador compulsivo sin duda intenta atenuar y apartar su inconformidad, soledad, ira o rebeldía con estos momentos de distracción, en donde la carga de adrenalina sube tanto que en verdad hace “olvidarse” al jugador de todo lo demás. 

 Lo mas grave es que el jugador va aumentando la necesidad de jugar y jugar y jugar. Es por eso que en muchos casos esta adicción va acompañada de alcohol, de drogas, sexo y todas las evasivas posibles. Los estados emocionales del afectado tienden a ser indiscutiblemente depresivos, y esto lo expresan de muchas formas, con rebeldía, mal carácter, se sienten afectados o victimas constantemente por lo que les rodean y agreden o se agreden a sí mismos, llegando en muchos casos a la violencia. Estos comportamientos los hacen ir cayendo cada vez más en un estado de soledad o aislamiento que los hace necesitar más de estímulos externos para aislar su dolor.

  ¿Qué se puede hacer? Las causas que llevan a una persona a esta adicción pueden venir desde mucho tiempo atrás. Lo ideal es consultar con un profesional en el caso y llevar al afectado directamente con él. Sin embargo, la posible resistencia de la persona a ser ayudada resulta muchas veces un gran impedimento. En este caso es importante que las personas que rodean al jugador compulsivo eviten sentirse culpables o desesperadas por el comportamiento de éste. En realidad estás actitudes no ayudan en nada y lo único que harán es aumentar un ambiente de tensión y depresión. Lo mejor es no permitir que uno hunda a todos.  

   Sin embargo, el jugador compulsivo, que quiere cambiar el rumbo de su vida, debe de estar consciente de tu situación y no negarla, sino admitirla. 

  Hacer el esfuerzo por realizar una actividad física al menos una hora al día, correr, ir al gym, nadar,  lo que sea, aunque después se vaya a jugar. 

  Buscar lecturas que le hagan comprender mejor lo que siente y que le hagan profundizar más acerca de todos los talentos que tiene. 

  Integrarse a alguna clase de música, de baile, de algún otro idioma o de alguna actividad que le distraiga y lo mantenga ocupado creativamente.  

   Buena suerte, y si se quiere salir con esfuerzo y ayuda se puede, recordemos que: ¡Querer es poder!!!

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