La gente pareciera que está más predestinada a obrar en forma reactiva que proactiva.
El primero implica que tiene que ocurrir algún hecho o alguna situación negativa antes de que el individuo, grupo o sociedad decida poner algún tipo de leyes, reglas, etc., para que dicho hecho o situación no vuelva a suceder.
Mientras que el segundo significa que el individuo, grupo o sociedad establece algún tipo de leyes o reglas para que ese hecho acongojante no suceda. De acuerdo a la proactividad, las decisiones se adelantan al hecho y prevén una situación de desagrado.
Lamentablemente los humanos estamos acostumbrados a razonar en forma reactiva. Esperamos primero que una situación tan trágica, como la que ocurrió con la balacera de Tucson, Arizona, suceda y luego decidimos poner las cartas sobre el asunto.
Las palabras escuetas preocupantes y con poco sentido abundan por todos lados. “…deberían haber controlado la venta de armas en Tucson…” o “la gente en Arizona no debería portar armas sin licencia” o “deberían prohibir la venta de armas a gente con problemas psicológicos” “deberían…deberían…deberían… etc.”
Recientemente el senador de New York, Charles E. Schumer, urgió a la Administración Obama lanzar una ley que permita a las fuerzas militares informar al FBI de aquellas personas que no fueron aceptadas a los rangos militares por abuso de drogas y otras deficiencias mentales.
De acuerdo al punto de vista del Senador, “…una política de este tipo, hubiese prevenido que individuos como Jared Loughner compraran armas…”
Nunca vamos a saber si este tipo de medidas hubiese tenido resultados positivos en un estado donde una persona compra armas como si estuviera comprando pan o tortillas en un supermercado.
En una entrevista de una cadena de televisión en inglés después de la balacera en Tucson, un joven comentaba que, en el momento del fatídico incidente, él estaba presto a utilizar su arma de fuego, en caso de que fuera afectado por la balacera.
Esta semana tuvimos una balacera en dos escuelas secundarias con resultados catastróficos. En el High School de Gardena un estudiante, aparentemente, disparó un arma en forma accidental, hiriendo a dos estudiantes.
Situaciones como en la escuela de Gardena sucede en muchos estados, incluyendo balaceras de mayor alcance en algunas zonas afectadas por el narcotráfico y el crimen organizado.
Las leyes y los acuerdos provenientes de una reacción son bienvenidos. Iniciativas como la que propone el senador Schumer pueden tener un efecto positivo en la sociedad. Son, al fin y al cabo, medidas de prevención para evitar en evento trágico como el que ocurrió en Tucson.
Asimismo, medidas de control de armas en las escuelas pueden prevenir situaciones desastrosas en las escuelas.
Nuestra atención, sin embargo, debería enfocarse en medidas proactivas; en leyes que nos simplemente prevengan un atentado o una balacera, sino que se adelanten a sucesos que nunca se han suscitado en nuestra sociedad. Lo anterior, por supuesto, implica cambiar nuestros valores y nuestra cultura política.
Sin embargo, como están las cosas en el Congreso, con un grupo fuerte de demócratas y especialmente de republicanos que defienden la “libertad” de portar armas con la uñas y dientes, políticas proactivas están a millas de distancia.
Queramos o no, así como están nuestras leyes, situaciones como la de Tucson o las escuelas de Los Angeles van a suceder en cualquier momento y en cualquier lugar.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine