Jaimito tiene cinco años, cuando cree que nadie le mira suele introducirse sus manitas en los bolsillos de los pantalones y se toca los genitales a veces de forma algo aparatosa. A veces, sin darse cuenta, también lo hace cuando mira la televisión.
¿POR QUÉ ALGUNOS NIÑOS SE TOCAN?
En general niños y niñas se tocan por placer, por aburrimiento y también por curiosidad. Alrededor de los 3 o 4 añitos, los pequeños exploran su cuerpo y descubren que ciertas zonas les producen una especial sensación de placer y es por ello que, poco a poco, y con mayor asiduidad, comienzan a tocarse sus genitales en busca precisamente de esta sensación placentera.
Este comportamiento inquieta a muchos padres y madres los cuales se preguntan ¿cómo debo actuar?, ¿hay que reñirles?, ¿hay que distraerlos?, ¿se debe consentir esta conducta?
¿QUÉ HACER?
Si alguna vez sorprendiera a su hijo/a pequeño tocándose los genitales no debe gritarles frases como: “¡No te toques!”, “¡Si te la tocas tanto te voy a dar un manazo o te la cortaré!”, y otras frases por el estilo, no harán otra cosa que provocar una sensación de angustia ante la reacción de sus padres.
Actualmente la mayoría de padres comprenden que ésta no es la conducta a seguir, pero en muchos casos tampoco saben muy bien qué deben hacer en esta situación. Por un lado piensan que es normal que su hijo o hija juegue con su cuerpo y descubra el placer, pero por otro, no saben si este tipo de juegos va a ser perjudicial o debe tener un límite.
Los niños no se tocan “por vicio” o de manera perversa, más bien como una necesidad de conocer y explorar el propio cuerpo, cosa natural en el proceso mismo de crecimiento, y esta exploración se desarrolla en mayor medida cuando la actividad produce una cierta dosis de placer.
Por todo ello, el hecho de que los pequeños de estas edades se toqueten, jueguen e investiguen sobre su sexo debe ser considerado como normal a todos los efectos.
COSAS QUE DEBEMOS SABER
Al igual que otras actividades normales en el mundo del niño, el tocarse con frecuencia pueden ser nocivas sólo cuando son practicadas en exceso, es decir, cuando fomentan el aislamiento o provocan irritación en los genitales.
No es correcto hablar de masturbación a estas edades, ya que ésta en el mundo del adolescente o del adulto tiene connotaciones que no son aplicables a esta edad.
Los niños y niñas de esta edad se encuentran todavía volcados en sí mismos, por ello sienten especial curiosidad por su propio cuerpo y por las diferencias entre los genitales de uno y otro sexo; además dicen palabrotas o hacen referencia a temas sexuales como un juego.
En esta edad, niños y niñas imitan algunas conductas de los adultos, especialmente en cómo un sexo se relaciona con el otro o en cuáles son las tareas domésticas que desarrollan padre y madre.
En resumen, niños y niñas aprenden y viven su sexualidad como algo normal en la medida en que los adultos también la asumimos con normalidad: no como algo sucio o feo, sino como algo que forma parte del correcto proceso de crecimiento de cualquier individuo y que le va a permitir incorporar progresivamente una serie de actitudes, comportamientos e informaciones que le ayudarán a desarrollarse como un ser sexuado, sano, y con capacidad de disfrutar cuando sea adulto de una vida sexual gratificante.
En conclusión, no hay de que preocuparse pero como padres debemos poner mucha atención a estos hábitos en nuestros hijos y tratar de ayudarlos.
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