El Viralero
Benito Kozman
Luke Dennison nació hace ocho años con una anormalidad congénita que impidió el desarrollo de los dedos de su mano izquierda, pero sus padres no se dieron por vencidos ante los designios de la naturaleza.
En 2013, los Dennison, quienes residen en una granja en Kentucky, vieron un programa de televisión sobre un profesor que usaba una impresora 3-D para crear piezas para la “mano” de un estudiante…
“Mi esposa y yo pensamos, ‘Esto es increíble, investiguemos”, relató Gregg Dennison a USA Today. “Empezamos a hacer la investigación, y luego nos decidimos a conseguir una impresora para que tener los recursos para hacer esto por Luke por nosotros mismos.”
El niño nació en 2006 con simbraquidactilia de la mano izquierda, lo que significa que no desarrolló dedos, a pesar de que tiene algo parecido a un pulgar. Las personas con simbraquidactilia generalmente no son candidatas para las prótesis, y la única opción médica era la cirugía, a la que los padres estaban renuentes.
Los Dennison se pusieron en contacto con la comunidad en internet de E-nable, una compañía dedicada a los diseños para la impresión 3-D de prótesis de manos infantiles. Los Dennison compraron su primera máquina por alrededor de $ 600 y diseñaron la primera “mano” de Luke.
Posteriormente, en Baltimore, Gregg Dennison conoció al co-fundador de una empresa holandesa, Ultimaker 2, que estaba construyendo dispositivos rápidos y precisos un poco más grandes que un horno de microondas, destinados a la impresión 3-D.
En la víspera de la pasada Navidad, Dennison recibieron Ultimaker 2, una máquina cuyo precio oscila entre 1450 y más de 3000 dólares.
La madre de Luke, Stephanie, está encantada con la máquina, que considera muy fácil de usar.
“Mi trabajo en general, son los zapatos y mochilas, pero puedo configurarlo para hacer piezas”, comentó.
La impresión 3-D utiliza filamento plástico que introduce en la impresora, que funde el plástico y construye la pieza previamente diseñada. Gregg Dennison señala que Ultimaker 2 ni siquiera necesita estar conectada a una computadora. La máquina tiene una ranura para microchip y puede ser dirigida desde los controles que trae.
De ese modo los Dennison fabricaron no una, sino seis manos prostéticas para Luke, de distintos colores. Ahora el niño puede montar uno de los seis caballos en la hacienda donde vive junto a sus seis hermanos, cuatro perros, pollos y gatos.
La mano que Lucas usa para la escuela es esencialmente una herramienta de sujeción. No puede dar un apretón fuerte, ni hacer barras con ella. Los dedos operan con una cuerda de nylon y bandas de goma, que coordinan la apertura y cierre. Ahora Gregg Dennison quiere agregarle un dispositivo que él llama la “navaja suiza”, con piezas intercambiables, como una plataforma para teléfono inteligente o una rótula con un agarre con ranuras para sostener el escurridizo mango de una escoba.
Y Luke está feliz con sus manos de diversos colores.
“Mis amigos piensan que es genial”, aseguró.
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