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Niños Líderes: Una cualidad que bien ENCAUSADA puede beneficiar a los chicos y satisfacer a los grandes!

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  Un líder es quien, por su personalidad y comportamiento es capaz de influir en los demás. El liderazgo se da tanto en los niños como en los adultos.

 Un niño que tiene seguridad en sí mismo y ha logrado desarrollar gran tolerancia hacia la frustración suele destacar entre los demás como líder.

   Desde muy pequeños, a veces a los 2 ó 3 añitos, los niños comienzan a interactuar en grupo y aprenden poco a poco a jugar y compartir con otros menores de su edad. Este período está marcado por un fuerte sentimiento de egocentrismo y sentido de la propiedad, sin embargo, como a los 5 años se vuelven más gregarios y sociales.

   A partir de esta edad, algunos niños consolidan rasgos de su personalidad que los hacen hacer amigos más fácilmente. Son quienes logran desarrollar la empatía, es decir, ponerse en el lugar del otro, entenderlo y ayudarlo; aquellos que tienen un alto nivel de autoestima y están seguros de sus capacidades y talentos, lo que los lleva a ser valorados por el resto como modelo a seguir e imitar. Ellos son los denominados ‘niños líderes’.

            TIPOS DE LÍDERES

    Sandra Benadretti, psicóloga y terapeuta familiar, explica que existen diferentes tipos de liderazgo infantil. Hay determinados niños que tienen más capacidad que otros para ejercer liderazgo dentro de un grupo, lo que está relacionado directamente con los rasgos de su personalidad. “Es una capacidad innata que se da especialmente en niños que son seguros de sí mismos. Así como también puede darse el liderazgo en niños que tienen carencias en su hogar y que para salir adelante tratan de ser líderes en la escuela, logrando así la el reconocimiento que no obtienen de su familia”.

        Líderes Positivos

  Un líder positivo, es aquel que aprovecha su talento en beneficio de los demás y que puede a través de su forma de ser y actuar, ayudar a los otros. Pongamos el caso de Mateo, un chico que no era considerado como líder porque por estudiar, no jugaba, ni tenía habilidades físicas, así que lo llamaban ‘el ganso’, por lento y torpe. Era incluso marginado. Pero con el paso de los años las cosas cambiaron radicalmente. 

   Según Benadretti, Mateo no es un líder absoluto, pero sí es líder, que tiene buenas notas y la mayoría quiere estar junto a él o en su equipo de trabajo y tareas, y es que ahora es considerado como ‘lo máximo’ por sus compañeros.  Se transforma en un líder positivo gracias a su rendimiento escolar.

      Líderes Negativos

  Pero también existen líderes que movilizan a grupos en actividades no deseables. “Algunos invitan a un grupo a hacer una travesura, pero como se dan cuenta que los siguen, comienzan a probar para ver hasta dónde pueden llegar y hasta dónde sus seguidores los acompañan”, comenta.

  El origen de los liderazgos negativos no está en los recursos propios de la personalidad, sino que tiene lugar en una carencia afectiva. “Los líderes negativos son niños con problemas familiares que no se sienten suficientemente queridos por sus padres, que no son valorados por ellos como lo que son, y que están constantemente siendo cuestionados y exigidos por su rendimiento o comportamiento”.

  Sin embargo, no todos los niños que sufren carencias afectivas o tienen problemas en el hogar se transforman necesariamente en líderes negativos. Muchos de ellos logran sobreponerse a esta situación ejerciendo un liderazgo positivo frente a un grupo de amigos de su misma edad, como manera de demostrarse a sí mismos que aunque no son reconocidos y reforzados como personas en su núcleo familiar, sí pueden serlo en su escuela o con sus amigos.

         CÓMO GUIAR A UN NIÑO LÍDER

  La capacidad de un niño de movilizar a un grupo no debe ser por si solo un tema recurrente de sus padres frente a la familia. Como señala la psicóloga, el hecho que los papás digan ‘a mi hijo todos lo siguen’ o ‘sus compañeros hacen lo que él dice’, no refuerza lo verdaderamente positivo del liderazgo y por el contrario, enfatiza una suerte de arrogancia en el niño calificado como líder.

  Asimismo, es una manera de ejercer presión y hacer sentir al niño que los padres están muy orgullosos de que sea seguido por los demás, por lo tanto, se siente obligado a continuar siéndolo para complacer a su familia. 

  Por eso, la especialista infantil recomienda que los padres de un niño líder analicen junto con él lo positivo de su cualidad de liderazgo y le muestren todo lo que puede conseguir si canaliza bien su capacidad de movilizar a otros. “Para conseguirlo, hay que guiarlo, -por ejemplo- en el tema de la solidaridad, de manera que tenga siempre presente a los demás y pueda entender que a través de su capacidad de liderazgo, es posible ayudar a las personas que lo necesitan y servir al mismo tiempo a la sociedad”. 

 

   La psicóloga indica que también puede aprovecharse el carisma de los niños líderes para motivarlos a ayudar a un compañero de escuela o a un amigo de su grupo que se sienta aislado del resto, porque, como señala la profesional, “se trata de hacer responsables a los niños líderes de sus capacidades y orientarlos para que compartan de forma adecuada su talento con los demás”.   

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