Querida Doctora Consejos:
Soy una chica de 25 años, casada y sin hijos. Cuando decidí casarme me dije que mi vida libertina y descarriada habría de terminar para dedicarme completamente a mi esposo el cual siento que me ha amado sinceramente.
Y aunque lo quiero mucho, pero he roto mi promesa de serle fiel. Soy una persona de naturaleza rara, no puedo ser fiel 100% por mucho tiempo; siempre busco sensaciones nuevas e ilusiones. Creo que a mi vida le ha faltado algo y eso es lo que busco en relaciones extramatrimoniales.
Creo que es porque aún no he encontrado mi hombre ideal y eso es lo que me agobia cada segundo de mi vida porque siento que no estoy con la persona indicada y lo más duro es que adoro a mi esposo, porque se lo ha ganado con creces. Ahora bien, tengo una propuesta muy interesante de mudarme a otro estado del país pero sin mi pareja. No sé si seguir mis pasos en el viento o seguir en tierra firme que es donde estoy ahora.
Por otro lado ha llegado a mi vida alguien que también es casado. Con esta persona me he dado cuenta que sigue existiendo allá afuera un mundo lleno de magia y amor.
Doctora: la rutina me consume, pero siento que soy mala por engañar a mi esposo y por estar planeando abandonarlo así nada más, (quiero decirle que al irme no me iría con otro hombre) con esta persona nueva en mi vida sólo ha existido sexo y tengo muy claro que no me querría para nada serio… ¿Qué hago, rompo mi relación de casi 6 años y me voy a otro lugar? ¿O sigo con él toda la vida con mentiras y engaños?
— Chica Infiel
Querida Chica Infiel:
Solamente me das dos opciones para contestar tus preguntas: abandonar a tu esposo o seguirlo engañando.
Yo tengo una tercera opción: Puedes quedarte con él y dejar de engañarlo.
Esta tercera opción pareces no verla porque estás enamorada ‘de estar enamorada’. Cuando hablas de magia y amor, te refieres a esa ebriedad que se siente cuando conoces a una persona nueva. Estás atorada ahí y cambias de pareja para volver a experimentar esa misma sensación.
Pero ¿sabes? El verdadero amor es mucho más que esos primeros encuentros. Es solidez, confianza y unión que sientes junto a tu esposo.
Es tiempo de dejar de andar a la deriva y madurar. Si la rutina te consume, es porque te está faltando creatividad. Tu matrimonio no tiene que ser aburrido. Junto a ese hombre que “se ha ganado con creces” tu amor, puedes experimentar todas las fantasías que anhelas.
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