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Nuevas Voces Latinas

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Por: Dr. Humberto Caspa

 La convención de los republicanos y luego la de los demócratas nos deja un buen sabor de boca a los latinos que vivimos en Estado Unidos.
  La semana antepasada la intervención de Marco Rubio, senador del estado de Florida, y el discurso de esta semana de Julián Castro, alcalde de San Antonio, elevaron la importancia del voto latino.

 Sin importar la ideología política que usted o yo practicamos o pregonamos, estos dos jóvenes prometen a la comunidad latina un espacio real dentro del sistema político.   Uno de ellos llegará a pisar uno de los balcones más elevados de la Casa Blanca.

  El senador Rubio, por una parte, se congrega en un partido político donde las minorías étnicas, nacionales y de género casi no tienen cabida.

 La plataforma política de los republicanos no simplemente no trata sino que insiste en rechazar el apoyo de las bases latinas. Su oposición a una ley que legalice a más de un millón de estudiantes indocumentados (Dream Act) pone una barrera ideológica entre ellos y el electorado latino.

 Sin embargo, a pesar de las incoherencias de su partido, Rubio insiste en una opción más positiva y menos destructiva. Su intervención en la convención republicana, como figura introductoria a la ponencia de Mitt Romney, puso en relieve su carisma, su inteligencia y su capacidad de desglosar sus ideales políticos.

  Su vida, plagada por tragedias personales y éxitos, profundiza su carácter nato de un buen hijo de padres inmigrantes cubanos.
  Personalmente no comparto con su ideología económica y política, pero respeto su capacidad de liderar y de mantener su postura hasta las últimas consecuencias. Lo anterior demuestra su madurez y sensatez política.

  Por su parte, Julián Castro, es una reflexión de muchos norteamericanos de descendencia mexicana.
 La llegada de su abuelita a los seis años —rescatada de un orfanato—, su vida como estudiante y sus vivencias en una sociedad texana cerrada le hizo buscar, casi en forma natural, el camino del Partido Demócrata.

  Castro no tiene miedo en reconocer y en hacer público que la Acción Afirmativa fue el elemento determinante de su llegada a la Universidad de Stanford y luego la Universidad de Harvard. Lo anterior no hace más que robustecer sus conocimientos con relación a las iniquidades estructurales que existieron –y siguen existiendo— en el sistema académico y en otras instituciones públicas norteamericanas.

  La presencia de Rubio y de Casto nos permite soñar a futuro. Debido a que Rubio representa a un estado con una base auténtica republicana, su futuro inmediato es más prometedor que el de Castro.

  Asimismo, el  hecho de que los republicanos necesitan de un líder latino, que los saque de su enclaustro, Rubio se convierte en una pieza fundamental de salvación con las bases latinas.

  Por el contrario, Castro reside en un estado donde sus bases mayoritarias son republicanas. Su futuro inmediato es, por cierto, radiante, pero a medida que va introduciéndose en la política estatal sus posibilidades se reducen.

 Sin embargo, la comunidad latina y las bases políticas demócratas van en aumento en Texas. Castro es bastante joven.  En diez o quince años, tiempo en que el electorado probablemente cambie en este estado, sus posibilidades serán más reales.

  El turno de los latinos en la tarima principal de la política de Estados Unidos está más cerca que nunca.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com.

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