A simple vista es una abuelita como la suya y la mía, pero a la hora de tener un arma en su mano se convierte automáticamente en una mujer de carácter fuerte y en toda una francotiradora como la bautizaron últimamente.
Parkaso Tomar, tiene 75 años ha pasado la mayor parte de su vida trabajando en el campo y cuidando de las vacas en una pequeña aldea llamada Joyhri en Uttar Pradesh, una provincia del norte de India. Nada especial, hasta que siente un arma de fuego entre sus manos y dispara una ráfaga de disparos que dan todos en el blanco.
La “abuela francotiradora” que es muy conocida en la aldea, comenta que ese no es el mejor lugar para criar a una niña, por los crímenes que ahí se comenten, pero al no haber otra opción, no le queda más que ahí criar a la última de sus hijas y nietos.
Hoy en día se ha convertido en toda un ejemplo a seguir, inspirando a la nueva generación de mujeres incluso a su hija Seema, quien se convirtió en la primera mujer de la India en ganar una medalla en la Copa Mundial de Rifle y Pistola.
Su amor por las armas comenzó después de cumplir los 60 años. Parece que fue el destino el que llevó a Parkaso y a su cuñada, otra abuela, al campo de tiro en Joyhri, una instalación precaria en medio de un amplio patio, donde los niños pobres de la comunidad practican por horas en el calor abrasador.
“Yo inscribí a mi nieta aquí, pero ella tenía miedo de venir sola, así que comencé a acompañarla. Y un día empuñé un arma, disparé una ráfaga y lo hice bastante bien. El entrenador me dijo que debería comenzar a practicar y que tenía buen potencial”, señaló. Así, la práctica se convirtió en una pasión.
“En las noches venía al campo de tiro, pero aún en casa o en el campo yo buscaba algún objeto, una piedra o una jarra de agua, y practicaba como si estuviera agarrando un arma”.
El entrenador Farooq Pathan jugó un papel muy importante ayudando a las dos abuelas a afinar sus habilidades, comentó: “Las abuelas son tan buenas, que muchos otros que venían regularmente desistieron de participar en competencias porque temen perder a manos de ellas y ser humillados públicamente”.
El ejemplo de esta abuelita provocó una revolución en toda la comunidad femenina, en esta parte del mundo las mujeres no son respetadas y tomadas en cuenta, de manera que cuando esta abuelita comenzó a asistir al campo de tiro, atreviéndose a tocar un terreno que ninguna mujer había hecho, la ridiculizaban, todos se reían de ellas, pero no hacían caso. Hasta hacían comentarios como: “¿qué, ahora seguirían los pasos de sus hijos entrando al ejército?”.
A pesar de los malos comentarios de la gente, las abuelitas no se desanimaron, ni perdieron el foco de su objetivo.
“Queríamos hacer algo útil con nuestras vidas y mostrar de lo que éramos capaces, que podíamos sobresalir pese a nuestra edad. Yo me envicié con el deporte. Estábamos tan obstinadas que desafiamos todos los obstáculos, las desventajas de la edad y participamos en torneos en todo el país”.
La abuelita Parkaso en su casa, tiene a la vista docenas de muestras de sus grandes logros, medallas y trofeos que acreditan sus éxitos.
Para Parkaso su primer victoria fue la más dulce, porque derrotó a un oficial de Nueva Delhi. Cuando éste se marchaba alguien le dijo: ‘tómate una foto con la abuela’. Y éste dijo: ‘¡que fotografía ni qué nada! Me ha humillado una mujer’.
Pero con medallas o sin medallas, la vida en casa no cambia, y ella realiza sus tareas regulares como cualquier mujer.
Hoy en día el campo de tiro ha cambiado mucho, ya que cientos de mujeres se sienten orgullosas y motivadas a seguir el camino de esta anciana que les ha enseñado que no hay edad para lograr lo que uno quiere hacer en esta vida. Y lo mejor es que tanto Parkaso como su cuñada son dos mujeres mostraron el camino y por eso hoy muchas mujeres son valoradas y reconocidas por sus familias, algo que enorgullece a las dos abuelitas.
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