Oculto entre las montañas de la provincia de Madrid se encuentra Patones de Arriba, un lugar que hasta hace poco era desconocido para muchos debido al sitio tan recóndito en que se encuentra.
Un lugar que se creó para no ser hallado
Oculto entre las montañas de la provincia de Madrid se encuentra Patones de Arriba, un lugar que hasta hace poco era desconocido para muchos debido al sitio tan recóndito en que se encuentra. Sin embargo, según cuenta la historia, con ese fin lo crearon sus habitantes… ¡Para no ser hallado!
UN PUEBLO OLVIDADO
No es fácil encontrar el camino que conduce a este pueblo perdido en las montañas, del que dicen se olvidó el pasado, porque sus huellas nacen y se pierden en una garganta de piedra que esconde lo que fue un secreto. Y es que según cuenta la leyenda, Patones de Arriba tuvo rey propio y se escondieron allí familias enteras para evitar el yugo de los sarracenos (pueblos nómadas del desierto). Nació así una civilización escondida de pastores y agricultores. Un reino de sombra que siglos después sería el único lugar de la península Ibérica que no fue conquistado por las tropas nepoleónicas. No lo fue, no porque no pudieran, sino porque no lo encontraron.
En la actualidad, Patones es una mezcla de pasado y futuro. Los negocios -restaurantes y un exclusivo hotel llamado El Tiempo Perdido, han hecho de este apartado rincón un interesante lugar turístico.
Patones era un lugar abandonado hasta hace treinta años cuando, primero unos jóvenes desheredados y luego los primeros negociantes, repararon en aquel pueblo que se moría de soledad. Empezó entonces una nueva era para Patones de Arriba, y con ella, la posibilidad de recuperar su leyenda.
Actualmente, catorce personas viven en las casas de aquel lugar, donde los muros reflejan el paso de los años.
REGISTROS DESCONOCIDOS
Hay constancia de este lugar en diversos documentos. Uno de ellos es El Libro de la Vida, Virtudes y Milagros de la Beata Santa María de la Cabeza -1752-, en el que se relata lo siguiente: “En la falda de los riscos se mantuvieron ocultas algunas familias, en el tiempo de nuestra desgracia y duro yugo de los sarracenos, en los ritos y costumbres cristianas, gobernándose en lo civil por un anciano a quien sencillamente llamaban rey”.
Si estas palabras son ciertas, la retirada a este lugar fue provocada por el empuje de la conquista islámica. Entonces, una serie de familias huyeron a un enclave oculto por las propias montañas donde pudieron mantener sus ritos cristianos. Allí estuvieron durante siglos. Su forma de subsistencia fue la agricultura, la ganadería y la caza, pese a que no es la tierra de Patones un lugar especialmente fértil, aunque un pequeño riachuelo rompe en dos su costado, lo que provocó que tanto la ganadería como la agricultura, especialmente la basada en cereales.
El rey de Patones fue el hombre de mayor edad del pueblo, quizá el más respetado, pero en aquellos tiempos parece que ambas cosas iban unidas.
Sea como fuere la historia, este lugar es hoy un lugar cargado de encanto donde se puede observar la huella del antes y después que le espera a todos los hombres. Un enclave que desapareció durante años en los mapas de carreteras y que ahora reforma sus calles y casas para enfrentarse a los retos y la modernidad del siglo XXI.
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