Esta es la penosa saga de un pequeño mono capuchino, cuya dueña peleó denodadamente contra el Departamento de Justicia para poder conservar su custodia, tal como si fuera la de un hijo… esta si que
Esta es la penosa saga de un pequeño mono capuchino, cuya dueña peleó denodadamente contra el Departamento de Justicia para poder conservar su custodia, tal como si fuera la de un hijo… esta si que es una más de las muchas Locuras y Loqueras que cometemos los humanos. Es indudable que en Estados Unidos se respeta a los animales, sin embargo este caso refleja la real dimensión que está adquiriendo el derecho de los animales que en este país se les está dando… de locura, ¿verdad!? “Si pudiera hablar, él diría: ‘muchas gracias por haber peleado para que vuelva a casa’”, asegura Elyse Gazewitz, dueña de Armani, mono capuchino de 19 meses a quien hace jugar sobre sus rodillas en su señorial casa de Rockville, en las afueras de Washington.
Armani fue apresado por las autoridades en mayo, dado que una nueva ley del condado de Montgomery no permite poseer como mascotas animales de ese tipo. “Había llamado a la responsable de un refugio para pedir consejo sobre las frutas y nueces que Armani podía comer. Apenas hice eso, ella me denunció a los servicios de control animal para decir que mi mono estaba enclenque, que no comía y debía ver un veterinario”, explicó Gazewitz. “Nunca vi a esta mujer, nunca vino a mi casa y nunca vio a Armani”, se indigna. Al día siguiente del llamado, la Policía y los servicios veterinarios acudieron a la casa de Gazewitz para confiscarle el mono y llevarlo a un zoológico.Se lanzó entonces a una batalla judicial de siete meses para recuperar la custodia del animal. Pero finalmente un juez del condado ordenó el regreso de Armani a la casa. “Llené toneladas de papeles para mostrar que el caso de Armani se aproximaba más al de un niño que al de una máquina de cortar el césped o una computadora.
Más que otras especies, estos monos son particularmente allegados a nosotros”, indicó su abogada Anne Benaroya, especialista en el derecho de los animales. La victoria de Armani muestra que la interpretación de las relaciones entre seres humanos y animales está cambiando en Estados Unidos, para otorgar más valor a los vínculos emocionales. “No puedo describir la tristeza que sentí por perderlo. Habría peleado hasta el final para tenerlo de regreso en casa”, indicó Gazewitz, que debió pagar 1.300 dólares por mes por el cuidado de su mono en el zoológico. “Me llamaron de todo el país e incluso de Francia, Inglaterra e Italia, personas que me preguntaban qué podían hacer para ayudarme”, indicó. Finalmente la justicia del condado envió a Armani de regreso a casa, donde se encontró con su sala de juegos -a un módico costo de 4.000 dólares- instalada especialmente para él.
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