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Peleas entre hermanos: Como el Perro y el Gato

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Si todos los padres entendieran cuánto influyen en la vida de sus hijos, muchos problemas podrían evitarse… Incluso, las riñas y rivalidades

  En ocasiones las relaciones conflictivas entre hermanos alcanzan altos niveles de hostilidad y malestar, que afectan sus vidas y las de quienes les rodean. El problema es que hay padres a los que les resulta difícil aceptar que son ellos, en parte, los causantes de las riñas y rivalidades entre sus hijos. Es probable que usted se pregunte, ¿por qué yo?… Buenos, a veces las atenciones y cuidados son más inclinados hacia el pequeño de la casa o hacia alguno en particular, y eso suele provocar celos, envidia, frustración y otros sentimientos negativos en él, o los otros hijos, sin mencionar las injusticias que como padre, muchas veces cometemos y es que, aunque todo padre dice ‘quiero a todos mis hijos por igual’, sabemos que muy dentro de uno, hay alguno de ellos que por alguna razón incomprensible, es el preferido. 

 Aun así, la mayoría de los adultos caen siempre en el error de al querer solucionar peleas entre hermanos, se ponen del lado del más pequeño o del preferido y tildan de mal hermano al otro.  ¿Se identifica con esto?… Le invito a seguir leyendo:    

COMO EL PERRO Y GATO

 ‘Andan como el perro y el gato’, es así como dice el dicho popular, y que se refiere al hecho de que dos personas siempre anden peleando, muchas veces, sin razón aparente. 

 Desafortunadamente, cuando estas riñas se dan entre hermanos, la mayoría de los padres intentan ser justos, pero terminan siendo ‘verdugos’, por decirlo de alguna manera. 

 Entre los 6 y los 10 años, el mundo del niño va cambiando y el sentido de lo ‘justo’ o ‘injusto’ va tomando otra perspectiva, y eso los padres deben entenderlo y actuar conforme van creciendo.

 De igual manera, es importante la convivencia entre hermanos, y que peleen o no, siempre deja algo bueno. Por un lado, los niños que crecen junto a sus hermanos suelen mostrar más desenvoltura en sus relaciones interpersonales que aquellos que fueron hijos únicos. No hay que olvidar que los hermanos son fuente importante de compañía y de recuerdos imborrables de la infancia, que son las experiencias vividas entre ellos.

SU ROL, EN LAS RIÑAS INFANTILES

   Lo primero es comprender los padres es que los conflictos son parte de las interacciones humanas y que no tienen porque “temer” cuando ocurre entre hermanos, por supuesto, se debe cuidar que no se dañen entre sí. 

 La psicóloga infantil, Ximena Contreras plantea lo importante que es delimitar y definir con anterioridad qué normas y castigos se deben seguir en la familia cuando haya problemas.  Por ejemplo, si un chico está enojado y le pega a su hermano, él debe saber que su actitud le traerá un castigo (no físico) y se le debe aplicar.

 Por otro lado, como el tema de la justicia es “crucial” en esta etapa, cuando haya una discusión o pleito, al momento de definir “quién tuvo la culpa” debe escucharse a ambas partes y sólo si es claro “quién empezó”, entonces se puede emitir un juicio. También conviene ayudarlos a afrontar el problema y darles tiempo para que lo resuelvan por sí solos y no intervenir inmediatamente. 

¿SE PUEDEN EVITAR LAS PELEAS ENTRE SUS HIJOS?

   Dar buen ejemplo es clave. El principal método de aprendizaje de los hijos es la observación, y usted es el modelo. Si una pareja pelea fuertemente entre sí y/o responde agresivamente a los hijos, no puede esperar que reine la paz entre ellos. Tenga presente que la violencia de los padres traumatiza a los niños y los hace más agresivos. 

 Otra cosa importante, es brindarles la oportunidad de relacionarse socialmente, por ejemplo:  Llevarlos al parque, invitarles amiguitos a la casa y que jueguen con sus hermanos. Tener amigos en común entre los hermanos les une mucho y los entrena para que entre ellos sepan jugar y convivir mejor.

 Finalmente, cuando el desacuerdo entre ellos, tenga tintes de conflicto mayor o incluso riña, la experta recomienda primero identificar el problema: “porque los dos quieren un mismo juguete”; “el menor le quitó algo al mayor”, etc. y segundo: ser lo más justo posible al resolverlo: Algunas soluciones es hacer tiempos de uso, decretar que ninguno lo usa, o un día uno u otro, etc. Deben incluirse todas las soluciones posibles. 

 Los padres son y serán la clave de que haya o no armonía entre los hijos, y eso es algo complicado y que necesita de mucha atención y constante perseverancia.  

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