BBC Mundo
Jaime González
¿Por qué EE.UU. no adopta el sistema métrico como casi todo el mundo?
¿Qué tienen en común Estados Unidos, Liberia y Birmania, además de aparecer los tres en la lista de naciones en las que todavía es legal la pena de muerte?
Que son los únicos países del mundo que no han adoptado oficialmente el sistema métrico decimal, utilizado de forma universal para por ejemplo, determinar el peso de un objeto en gramos o kilogramos, o la distancia entre dos puntos en metros o kilómetros.
La cuestión de por qué los estadounidenses siguen haciendo sus cálculos en libras y millas volvió a la actualidad hace unos días, después de que el candidato demócrata a la Casa Blanca Lincoln Chafee dijera que cree necesario que su país adopte el sistema métrico…
Según Chafee, el abandono del sistema actual -conocido como US Customary System (sistema tradicional de EE.UU.) -y que se inspiró en el Sistema de Unidades Imperial, con el que Reino Unido unificó los pesos y medidas en sus colonias a principios del siglo XIX- aportaría beneficios económicos y mejoraría la imagen de EE.UU. en la escena internacional.
La propuesta del político demócrata fue recibida con una mezcla de escepticismo y sarcasmo por parte de los medios locales, no sólo por tratarse de un asunto que difícilmente figurará en la agenda de los otros candidatos presidenciales, sino por lo poco probable que resulta que un futuro próximo los estadounidenses decidan deshacerse de sus queridas pulgadas, pies y galones.
Intentos fallidos
Lo cierto es que pese a que EE.UU. no ha adoptado oficialmente el sistema métrico -cuyo uso es legal en el país desde 1866- este se enseña en muchas escuelas y se ha ido implantando de forma voluntaria en muchas áreas, como en el campo de la ciencia y la tecnología, o en la industria manufacturera.
A lo largo de las décadas ha habido varios intentos fallidos de abandonar el sistema de medidas tradicional en favor del métrico, que surgió en Francia a fines del siglo XIX y se convirtió en el sistema de pesos y medidas universal a raíz del Tratado del Metro, firmado en París en 1875.
Pero más allá del elevado coste económico que tendría la conversión a un nuevo sistema, muchos creen que la manera en la que se mide y pesa al norte del Río Grande es parte del llamado “excepcionalismo estadounidense”, igual que la libertad de poseer armas o la santidad de la propiedad privada.
El intento más serio que hubo en EE.UU. de adoptar el sistema métrico se dio en 1975, cuando el presidente Gerald Ford firmó la Ley de Conversión Métrica, con la que se creó el Consejo Métrico de EE.UU., que debía liderar el cambio al nuevo sistema de medidas.
El problema fue que la ley no establecía un calendario para la conversión, que además no era obligatoria, y el Consejo Métrico tenía unas potestades limitadas.
Además, en 1982, poco después de llegar a la Casa Blanca, el republicano Ronald Reagan redujo drásticamente el presupuesto del organismo responsable de facilitar el cambio, que acabaría convirtiéndose en una unidad dependiente del Departamento de Comercio de EE.UU. con poco poder.
La administración Reagan prefirió que fuera el sector privado el que, de forma voluntaria y haciendo un cálculo de los costos y beneficios, adoptara el sistema métrico.
Pese a su aparente desdén por el metro, en 1988 Reagan firmó una ley que incluía una enmienda a la Ley de Conversión Métrica de 1975, que indicaba que el métrico es el sistema “preferido” para el comercio en EE.UU. y conminaba a las agencias federales a que lo adoptaran siempre que fuera financieramente factible, lo que sucedió de manera desigual.
En la actualidad existe una ley federal que obliga a que los productos de consumo lleven en su etiquetaje las cantidades tanto en el sistema tradicional como en el métrico.
Confusión
Las organizaciones que abogan en favor del cambio al sistema métrico señalan que la utilización de dos pesos y medidas de forma simultánea crea confusión y señalan que las empresas estadounidenses gastan millones de dólares cada año en adaptar sus productos al mercado internacional.
Un ejemplo de la confusión que crea esta dualidad que suele citarse es el de una nave de la NASA que en 1999 se estrelló debido a que había sido construida para navegar según el sistema de medidas anglosajón y antes de su despegue las instrucciones de vuelo se le dieron en el sistema métrico.
“Los estadounidenses no son conscientes de que, en realidad, muchas industrias, como la de los automóviles o la de la maquinaria pesada, se pasaron al sistema métrico a partir de los años 70, porque se dieron de que si querían hacer negocios con el resto del mundo, tenían que construir sus productos con ese sistema”, explica en conversación con BBC Mundo Donald W. Hillger, presidente de la Asociación Métrica de EE.UU. (USMA, por sus siglas en inglés).
“Para llevar a cabo ese cambio obviamente tuvieron que realizar una inversión, pero al final el beneficio fue superior al coste”, señala Hillger, cuya organización trabaja para impulsar la adopción del sistema métrico en EE.UU.
“El sistema métrico está muy presente en la vida diaria de los estadounidenses. Las vitaminas que toman tienen las indicaciones en el sistema métrico y cuando compran productos en el supermercado las cantidades figuran también en gramos y kilogramos”.
“Eso también sucede con las bombillas, cuya potencia se mide en voltios, que también forman parte del sistema métrico”.
Hillger asegura que “cuando finalmente se haga la conversión al sistema métrico en EE.UU., muchos se preguntarán cómo duramos tanto tiempo con el sistema tradicional, porque el primero es mucho más sencillo”.
En opinión del presidente de la USMA, la transición no ha sucedido todavía porque la gente “se resiste al cambio”.
“Han crecido midiendo las cosas en pulgadas, pies y millas y no quieren tener que aprender un sistema nuevo”.
“Desafortunadamente el cambio no creo que vaya a ocurrir pronto. he estado en el movimiento en favor del sistema métrico desde los años 80 y sé que va a llevar tiempo. Pero creo que va a ser inevitable. Pasará antes o después”.
¿Inevitable?
Elizabeth Gentry, coordinadora del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE.UU. cree que es difícil calcular hasta qué punto se ha adoptado el sistema métrico en EE.UU.
“En el sector manufacturero, el sistema métrico se utiliza ampliamente, por ejemplo en el proceso de diseño y producción de productos, debido a la internacionalización de las empresas estadounidenses”.
Según Gentry, muchas compañías utilizan el sistema métrico en sus actividades y solo hacen la conversión al sistema tradicional cuando sus productos han de salir a la venta en el mercado nacional.
“No hay duda de que las empresas que hicieron el cambio al sistema métrico a partir de los año 70 tienen una ventaja competitiva”, apunta la experta.
En opinión de Gwentry, la adopción del sitema métrico en EE.UU. “es inevitable”.
En Reino Unido, pese a que la mayor parte de los ciudadanos siguen utilizando las libras y las millas para hablar de pesos y distancias, el cambio al sistema métrico se oficializó hace más de cuatro décadas a raíz de la entrada del país a la Comunidad Económica Europea.
En algunas de las antiguas colonias británicas -como Canadá, Australia o Sudáfrica- la conversión se realizó también con éxito a partir de los años 70.
¿Cuanto tardará EE.UU. en abandonar el club en el que tan sólo le hacen compañía Liberia y Birmania?
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