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¿POR QUÉ LA MAYORÍA DE LOS LATINOS DESAPRUEBAN A JOE BIDEN?

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Hace casi un año, durante la reunión anual de UnidosUS –el más grande grupo de abogacía por los latinos– la primera dama Jill Biden generó una controversia cuando comparó la singularidad de los latinos con los tacos.

Aunque una oportuna disculpa de la Casa Blanca disipó la controversia, la desconexión de Biden con el electorado latino no sólo subsiste, sino existen frescas evidencias de que puede estar deteriorándose, conforme el presidente busca un segundo periodo en la Casa Blanca.

Después de las elecciones intermedias del año pasado, Biden gozaba de la aprobación del 64% de los adultos latinos de Estados Unidos, de acuerdo con un sondeo de UnidosUS, que el mes próximo celebra su asamblea anual en Chicago.

Sin embargo, una nueva encuesta publicada hace unos días por CBS/YouGov muestra un desplome de la aprobación de Biden. Sólo un 41% aprueba su gestión, lo que representa una caída de 23 puntos porcentuales en sólo unos cuantos meses.

De la misma forma, la desaprobación de Biden entre los latinos es de 59%, es decir, 26 puntos porcentuales más alta que entre los afroamericanos y sólo 5 puntos porcentuales debajo de los blancos no-hispanos.

Seis de cada 10 latinos creen de hecho que Biden no debería reelegirse. La principal razón: No están satisfechos con su desempeño en su primer mandato.

Como era de esperarse, el manejo de la economía es uno de los principales lastres que arrastra Biden cuando busca conectar con la mayoría de la población, pero especialmente con latinos. Un 68 por ciento de los latinos dio calificaciones reprobatorias al presidente en el tema económico, seguido de 67% para blancos-no hispanos. Sólo 42% de los afroamericanos desaprueba la gestión económica del presidente.

Pero en el caso de la comunidad latina, la traducción electoral para Biden es muy clara: en este momento sólo cuatro de cada 10 latinos están convencidos de que apoyaron a un candidato presidencial demócrata; 32% votarían por un republicano y 15% están indecisos.

Tales cifras deberían de encender más de un foco rojo de alarma en el equipo de campaña del presidente, encabezado por Julie Chávez-Rodríguez.

Acaso por ese motivo el presidente Biden inició este mes su campaña de reelección en un puñado de estados con fuertes poblaciones latinas: California, Illinois y Nueva York, además de paradas en Pensilvania y Maryland.

Pero con la posible excepción de Pensilvania, ninguno de esos estados definirá el desenlace de las elecciones del 2024 y el mensaje de logros económicos, legislativos y reducción de la inflación suelen olvidarse a la hora de llenar el tanque de gasolina del auto.

El presidente y los demócratas tienen el reto de conseguir avances económicos concretos que se reflejen en el bolsillo de los votantes y el bienestar de sus familias, o de lo contrario esos votantes no tendrán suficientes razones para darles una segunda oportunidad. Eso lo pasó a George Bush padre y en política, la historia suele repetirse.

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