Cuenta la famosa novela “Frankenstein” – de la escritora británica Mary Shelley-, la historia de un científico que desafía todas las leyes de la naturaleza para darle vida a una monstruosa criatura;
…La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido…” Federico Nietzsche (Filosofo alemán).
Cuenta la famosa novela “Frankenstein” – de la escritora británica Mary Shelley-, la historia de un científico que desafía todas las leyes de la naturaleza para darle vida a una monstruosa criatura; un engendro que en poco tiempo escapa de su control y que a final de cuentas se convierte en terrible pesadilla. Cualquier parecido con la Guerra de Iraq y el hombre que la inició no es pura coincidencia. Es una triste y espantosa realidad. El monstruo en este nuevo clásico de horror, está formado con los restos humanos de más de cuatro mil soldados estadounidenses, 12 mil policías y militares iraquíes y decenas de miles de ciudadanos inocentes de aquel país árabe que, si bien es cierto que sufrían con Saddam, acabaron mucho peor bajo el garrote del Tío Sam.
Como la enorme criatura en la novela original de Shelley, el experimento fallido del Presidente Bush en Iraq tampoco tiene lógica ni una conciencia clara. Se mueve pesada y torpemente en busca de alguien que le explique para que lo crearán y como diablos puede lograr la paz interior. Jamás encontrará la respuesta. Hoy, ya casi nadie recuerda por ejemplo, que el propósito original de la invasión era acabar con las famosas armas de destrucción masiva del ejército iraquí, que a la fecha siguen sin aparecer. Tampoco aparecieron evidencias del supuesto nexo entre el tirano Hussein y la red terrorista de Al-Qaeda. Mucho menos ha colaborado la presencia norteamericana en Iraq a mejorar la imagen de nuestro país como “guardián de la democracia”. Cinco años después de los primeros bombardeos nocturnos sobre la milenaria ciudad de Bagdad, dos terceras partes de los habitantes de Estados Unidos están en contra de la Guerra en Iraq y quisieran cerrar este oscuro capítulo de una vez por todas.
Por lo pronto, con el poco tiempo que le queda a Bush en la Casa Blanca, lo más probable es que el número de tropas únicamente se reduzca de 158 mil a cerca de 140 mil, que es lo que se tiene proyectado para este verano. Después, todo dependerá de quien gane las elecciones. Si es John McCain, no espere usted un gran cambio. El candidato Republicano ha dicho que salirse de Iraq en un futuro cercano no es una opción viable. Ahora, si el triunfo es para los demócratas Hillary Clinton o Barack Obama, habrá que ver si ellos en verdad están dispuestos cumplir sus promesas de campaña para iniciar el retiro definitivo en unos cuantos meses. El problema para cualquiera de los tres que sea elegido, será lidiar con ese horrible esperpento en que se ha convertido la Guerra en Iraq. Por eso, una de las primeras preguntas que hará el futuro Presidente o Presidenta a sus asesores, será sin duda: y ahora… ¿Qué hacemos con la criatura? … Digan lo que Digan.
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