La Ley de Igualdad Salarial exige que hombres y mujeres en el mismo lugar de trabajo reciban el mismo salario por el mismo trabajo.
Los puestos de trabajo no tienen que ser idénticos, pero sí deben ser sustancialmente iguales. Es decir, es el contenido del puesto (no los títulos de los puestos) lo que determina si los puestos son sustancialmente iguales.
Si atendemos las conclusiones del extraordinario reporte “Cómo hacer que los empleos funcionen para las latinas”, elaborado por UNIDOSUS, nos encontramos ante una inaceptable violación sistemática de la legalidad cuando se trata del trabajo de las mujeres latinas en Estados Unidos.
A continuación, algunos ejemplos, pero existen muchos más indicadores que documentan la discriminación laboral hacia las mujeres latinas:
Todo esto a pesar de que las trabajadoras latinas suman 12.6 millones de personas en la fuerza laboral, que representa alrededor del 16% de la fuerza laboral femenina en el país.
Y de que las latinas están impulsando el crecimiento de Estados Unidos. Las emprendedoras latinas representan casi la mitad de todos los latinos y crean empresas seis veces más rápido que cualquier otro grupo en los Estados Unidos. Desde 2007, la propiedad latina de las empresas ha crecido un 87%.
Es decir, las latinas en general y las trabajadoras latinas en particular han sido, son y serán cada vez más un sector clave para el crecimiento económico y la cohesión social en los Estados Unidos.
Se trata de una situación inaceptable que exige soluciones no sólo desde los gobiernos, federal, estatales y locales, sino especialmente de las empresas del sector privado, muchas de las cuales tienen grandes departamentos de responsabilidad corporativa, pero no pasan un examen aprobatorio cuando se trata de igualdad salarial en el espacio laboral.
En momentos que en la conversación pública en Estados Unidos hay un énfasis apropiado en la importancia de preservar la legalidad cuando se trata de la política migratoria, un énfasis y urgencia similares deben aplicarse a corregir la inmoral brecha salarial y laboral que tiene a las latinas en Estados Unidos como trabajadoras de segunda clase.
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