El 36% de los trabajadores considera que hablar sobre su salud mental en el entorno laboral puede ser perjudicial para su carrera, según datos de un reciente estudio.
“El estrés laboral es uno de los grandes problemas del siglo XXI. Hoy en día, el trabajo es mucho más intelectual que en generaciones anteriores, pues está más centrado en tareas cognitivas. Además, vivimos en un mundo globalizado, con continuos cambios y una fuerte competencia”, afirma Esther Carrera, miembro de la consultora Page Group.
+++ María José Collado Mateo, doctora en psicología, explica que el estrés laboral también puede darse si las demandas del trabajo son demasiado bajas para la formación del trabajador. “En muchas ocasiones el trabajador se siente infravalorado y estresado porque no puede desarrollar su potencial”, apunta.
Hablar de salud mental en el entorno laboral sigue siendo un gran tabú. Un informe elaborado por la consultora Page Group indica que el 36% de los trabajadores considera que tratar estos temas puede ser perjudicial para su carrera; el 20% cree que provocará el rechazo de sus compañeros y el 34% entiende que puede terminar reflejando una imagen equivocada de ellos.
Además, entre el 50% de los trabajadores que han experimentado problemas de salud mental y han acudido a sus superiores, 1 de cada 5 asegura haberse sentido incomprendido y no cree haber solucionado nada.
Asimismo, el informe señala que en la actualidad más de 300 millones de personas sufren problemas derivados de una mala salud mental, lo que supone una importante pérdida económica para el sector empresarial. En el año 2017, esta se cifró en 246 billones de dólares a nivel mundial.
“El estrés laboral es uno de los grandes problemas del siglo XXI. Hoy en día, el trabajo es mucho más intelectual que en generaciones anteriores, pues está más centrado en tareas cognitivas. Además, vivimos en un mundo globalizado, con continuos cambios y una fuerte competencia, por lo que tener un nivel de productividad alto es clave, lo que provoca más estrés”, afirma Esther Carrera, miembro de Page Group.
“El estrés es la respuesta que da el organismo, a través de mecanismos biológicos y psicológicos, para adaptarse y afrontar las demandas del ambiente. Es esencial para la supervivencia pues hace que nos adaptemos a los cambios e imprevistos que puedan surgir”, explica María José Collado Mateo, doctora en psicología y codirectora del Centro Cuarto de Contadores, ubicado en la localidad madrileña de Leganés. (http://www.cuartodecontadores.es/)
La psicóloga aclara que hay un estrés positivo, que nos ayuda a enfrentarnos adecuadamente a los retos cotidianos, y un estrés negativo o distrés, que se caracteriza por una sensación de sobrecarga.
En este sentido, manifiesta que la respuesta de estrés ante una situación “depende en gran medida de la valoración que la persona hace de ella, por lo que puede desencadenarse aunque esa persona tenga los recursos necesarios para afrontar dicha situación adecuadamente”.
Collado indica que existe un amplio abanico de factores por los que se puede desencadenar un episodio de estrés laboral. Así, es posible que las demandas del trabajo sean excesivas para la formación del trabajador, los recursos materiales sean inadecuados, la carga mental de trabajo excesiva, el grado de control sobre el propio trabajo demasiado bajo o el tiempo para llevarlo a cabo con éxito sea insuficiente.
Pero, según explica la especialista, el estrés laboral también puede darse si las demandas del trabajo son demasiado bajas para la formación del trabajador. “En muchas ocasiones el trabajador se siente infravalorado y estresado porque no puede desarrollar su potencial”, apunta.
Por otro lado, el estrés laboral puede producirse debido a “factores sociales ajenos a la tarea”, como una mala relación con los compañeros, subordinados o jefes o por recibir órdenes o información contradictoria, entre otros. “Son factores que pueden desencadenar episodios de estrés si no se tienen buenas habilidades de resolución de conflictos interpersonales”, sostiene.
Asimismo, el lugar de trabajo puede tener su papel en el desarrollo del estrés laboral debido, por ejemplo, a temperaturas demasiado altas o demasiado bajas o a entornos con alto riesgo de accidentes físicos o químicos. “Un último factor importante es la inseguridad laboral, así como la falta de posibilidades de promoción y desarrollo profesional”, comenta.
La psicóloga explica que el estrés laboral se caracteriza por un sentimiento de sobrecarga “donde las pequeñas tareas se viven con angustia y se sienten como una sobre-exigencia. Esto viene acompañado por agotamiento psicológico y malestar físico asociado a síntomas como problemas de sueño, digestivos, cardiacos, endocrinos o dermatológicos, así como inestabilidad emocional, ansiedad, irritabilidad, falta de concentración e, incluso, abuso de sustancias”.
Collado manifiesta que el estrés laboral puede prevenirse a través de las propias organizaciones y su relación con sus trabajadores. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la necesidad de reducir el estrés a través de la prevención primaria, secundaria y terciaria.
Por prevención primaria entiende una buena ergonomía en el trabajo, unos roles bien definidos y una buena organización y gestión laboral. La prevención secundaria se refiere a la necesidad de educar y capacitar a los trabajadores para el adecuado desempeño de su función. Por último, la prevención terciaria tiene que ver con la reducción de los efectos del estrés mediante el desarrollo de sistemas de gestión más sensibles y de una mejora de la salud ocupacional.
En lo relativo al propio trabajador, si ya padece estrés, “es importante que aprenda a gestionar adecuadamente la valoración de las situaciones que generan estrés, a mejorar la gestión del tiempo, la autoestima y las habilidades de solución de conflictos, además de realizar actividad física regularmente”, recomienda la psicóloga.
Purificación León EFE-REPORTAJES
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