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¡SE FUE BERNIE!

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Bernie Sanders acaba de abandonar la contienda política electoral.  No será el candidato de los demócratas, pero su influencia en las elecciones presidenciales de noviembre será de suma importancia.

Si Joe Biden quiere ganar, va a tener que solicitar que Sanders le ayude a convencer a millones de votos progresistas y millones de latinos que lo apoyaron en diversos estados.

Sanders se fue; con él también se fue un proyecto político-social que pareciera no compaginar con nuestra cultura política.  Estados Unidos nació bajo el manto de un sistema político que se inclina más a proteger al individualismo que al colectivismo.

A inicios de la república, el ideólogo francés Alexis de Tocqueville, advirtió a los nuevos dirigentes estadounidense que no deberían permitir que la “tiranía de la mayoría” se haga cargo de las riendas del gobierno.  Desde entonces hemos preferido –para bien o para mal— que una élite económica nos guíe desde la Casa Blanca.

Desde George Washington hasta Donald Trump, no tuvimos un gobierno que promueva un proyecto político similar al proyecto social de Sanders.  Tal vez, los más cercano fue el gobierno de Franklin D. Roosevelt, quién tuvo que hacer uso de la fuerza del Estado para recomponer los efectos de la Gran Depresión y solidarizarse con las mayorías afectadas por la crisis económica.

Nuestro sistema económico es producto directo de un sistema capitalista que nació en Europa entre los siglos XII y XIII dentro del territorio de lo que hoy es Italia, particularmente en el triángulo territorial conformado por Venecia, Florencia y Milán.  Estas ciudades fueron la médula espinal del comercio en Europa y fueron base del nuevo sistema financiero de esa región.

Recientemente, empezando en la década de 1980, nuestros gobiernos satanizaron al estado benefactor por su tinte social.  El presidente Ronald Reagan promovió una agenda de libre mercado que casi termina con los sindicatos, las políticas solidarias de los trabajadores, entre otros.

Al final, sin embargo, nos fue bien a la mayoría, pero recientemente estamos sintiendo la necesidad de una política más proclive a la solidaridad social.

Así, en medio del descontento de las nuevas generaciones aparece la figura de Bernie Sanders, batallando por los intereses de la gente, de los jóvenes y los pobres.  Apoyó por un sistema de salud universal, una educación universitaria gratis, más impuestos a los mega-millonarios y una reforma integral migratoria, la cual legalizaría a una gran mayoría de latinos indocumentados.

Sanders se fue, pero su legado estará con nosotros hasta las elecciones de noviembre.  Biden lo utilizará para bien, mientras que Trump para hacer el mal.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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