Será que Omarosa Manigault Newman tiene un video que documente que Donald Trump utilizó la palabra “N…”. Lo más probable es que Sí.
Recordemos que en plena competencia electoral a la presidencia se expuso un video en el que claramente se aprecia a Trump diciendo que le gusta tocar la “pin…” (vagina) de las mujeres. En otra oportunidad, a los mejicanos los llamó violadores sexuales y criminales; a las personas que provienen de África y a migrantes afrodescendientes de América Latina los generalizó como gente que viene del “shithole” (agujero de m…).
Apenas esta semana, Trump envió un tweet ofensivo que compara a su ex protegida Omarosa con un perro. En este rango de ideas, la palabra “N…” es un insulto peyorativo, humillante, utilizado durante el periodo esclavista para hacer referencia a una persona afroamericana.
El uso de esta palabra directamente alude el nivel de educación de la persona que la utiliza. En este sentido, Trump es una persona deplorable y maleducada, un racista y misogonista, un degenerado despreciable.
Lo triste de toda esta diatriba que se genera al interior de la Casa Blanca, no son las palabras, que obviamente ocasiona malestar a las poblaciones afroamericanas, sino la forma cómo Trump está empezando a “normalizar” un lenguaje ofensivo, que hasta recientemente era reprochado y reprimido. A los medios de comunicación ya no les cuesta mucho publicar este tipo de vocabulario repugnante.
Los defensores de Trump responden que no simplemente ha insultado a las personas afrodescendientes, sino que también a los euro-estadounidenses, a los latinos e incluso a las personas que tienen discapacidades físicas. Entonces nos dicen queTrump “no es racista. Es el tipo más honesto porque trata a todas las personas de la misma manera”.
Por otra parte, estas personas que defienden a ojos cerrados a Trump, tanto en la televisión, como en la radio y la prensa escrita, cambian el rol de la conversación y los problemas de su jefe. Nos dicen que Trump tiene evidentemente problemas, pero que lo más importante es que ha generado mucha riqueza para el país. Es decir, supuestamente, gracias a sus políticas económicas, Estados Unidos está en un proceso de crecimiento. ¡Qué vergüenza!
Estos comentaristas hipócritas se olvidan, o ‘deliberadamente lo callan,’ que el precursor de la actual economía es el presidente Barack Obama. Fueron sus políticas las que inicialmente detuvieron la crisis de la Administración Bush; luego nos sacaron de su atolladero y finalmente crearon crecimiento económico.
Hoy, Estados Unidos ya no es un ejemplo de los países en desarrollo. Lamentablemente su gobierno representa a una base política enferma guiada por un demente.
Esperemos que desde noviembre esta percepción cambie.
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