Simón Bolívar

 

Esta semana conoceremos algunas de las Anécdotas y Genialidades de uno de los grandes libertadores y guerreros de la historia… Nos referimos a: Simón Bolívar, cuyo nombre completo era Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco.

 No era un secreto para sus innumerables y entusiastas seguidores, el fervoroso culto que el Libertador rendía al bello sexo femenino. En cierta ocasión, uno de los ayudantes de Bolívar envió aviso al dueño del mejor hospedaje de un pueblo, pidiéndole que preparara para el general, la nota decía: “Un cuarto con la mayor cantidad posible de comodidades, buena comida, selectos vinos, etc., etc., etc.”

– ¿Quiénes son estas jóvenes? -preguntó Bolívar al llegar a la habitación que le habían reservado.
– Las tres “etcéteras” que me dijo su ayudante -contestó respetuosamente el hostelero.

  Se cuentan muchas y muy picantes anécdotas del libertador y sus aventuras amorosas con damas. Esta es una de ellas y según sus biógrafos, fue real.

 En la noche del 25 de septiembre de 1828, estalló una conjura contra Bolívar, que se hallaba descansando tranquilamente en el palacio de San Carlos, de Bogotá, junto a Manolita Sáenz, bella joven de 24 años, a quien él casi le doblaba la edad. Los conjurados, que habían decidido asesinar al caudillo, arrollaron a la guardia del palacio, pasando por encima de varios cadáveres. Al ruido de la lucha se despertó la pareja y Bolívar, llevado de su ímpetu, requirió las armas y se aprestó a la lucha. Pero Manolita, con energía, lo obligó a que escapara por la ventana del aposento, mientras que ella salía para encontrarse con los asaltantes a fin de que pudiera alejarse del palacio y reunirse con sus amigos.

  Requerida por los conjurados para que dejara el paso libre, Manolita se ofreció a guiarlos hasta la habitación donde el general, según les dijo, se hallaba acostado, a condición de que no lo mataran. Ellos, no dudaron en prometerlo, y entonces la joven hizo pasar a los asaltantes a otra habitación, y luego a otra, después a un pasillo… y cuando la paciencia de aquellos hombres estaba a punto de agotarse. Manolita se detuvo ante una puerta, y dijo:

– Ahora sí, aquí es.
 Entonces abrió la puerta y el aposento se encontraba vacío. La ventana, abierta.

– En cuanto les oímos, Bolívar salió por esa ventana. Ahora ya está lejos. Pueden hacer de mí lo que quieran, porque todo ha sido obra mía.
  Temerosos los conjurados de ser sorprendidos por Bolívar, que sin dudas no volvería solo, se apresuraron a dejar el palacio. De esta manera conquistó la bella Manolita o Manolita la Bella, el título de “la Libertadora del Libertador”.

-^- Simón Bolívar murió en Santa Marta, Colombia el 17 de Diciembre de 1830… Los despojos mortales del Libertador estuvieron sepultados en el altar mayor de la suntuosa Catedral Basílica de Santa Marta, hasta diciembre de 1842, cuando fueron trasladados a su país de origen Venezuela, cumpliéndose así el mandato de su Testamento.