EFE
La excepcional ciudad maya de Uxmal, en el norte de la península de Yucatán, parece el marco ideal para cualquier cosa: sus majestuosos edificios encerrados entre la vegetación podrían ser un perfecto escenario para una película o, como en esta ocasión, para la sorpresa de una madre a su hija…
María Luisa Altamirano se llevó a su hija, Natalia Rojo, desde su Oaxaca natal a visitar Mérida, pero nada le comentó sobre este sitio arqueológico y mucho menos sobre que en él iba a encontrar a unos turistas muy especiales.
Natalia había participado por su país, México, en la Ruta BBVA en su edición de 2014, que recorrió tierras de Perú y España, y su madre quiso que, aunque fuera por un día, se sintiera expedicionaria una vez más.
“He sentido emoción y nostalgia al tiempo. Todos esos recuerdos que pasé en la ruta regresan”, explica la hoy estudiante de Medicina en la Universidad de Monterrey a algunos periodistas que acompañan a la expedición sobre el impacto de encontrarse con 180 jóvenes vestidos de forma similar a como ella lo hacía dos años atrás.
Dice que la ruta la “cambió totalmente” porque varía “la forma de ver el mundo” y le metió en las venas las ganas de irse “a otras partes, incluso otros países” a estudiar la especialidad de Pediatría, que es a la que quiere dedicarse.
“Una vez que vas a la ruta las amistades son para siempre”, resume sobre su buena experiencia en 2014, cuando no pudo completar la excursión a la considerada fuente del río Amazonas, situada en el Nevado Quehuisha, a 5.170 metros de altitud, por caer enferma antes.
Bajo “un sol acuchillante”, como describe el escritor mexicano Juan Villoro en su cuaderno de bitácora “Palmeras de la brisa rápida. Un viaje a Yucatán” al hablar de un paseo suyo por este sitio arqueológico, los participantes en la 31ª edición de la Ruta BBVA han conocido una de las ciudades más importantes de la cultura maya.
Estas ruinas, a la altura, según los expertos, de las de Chichen Itzá, también en México, y Tikal, en Guatemala, han sido la última parada de la Ruta BBVA 2016 antes de ingresar en el estado de Campeche (como Yucatán, también situado en la península yucateca).
Pepa Iglesias, profesora honorífica de Antropología de América por la Universidad Complutense de Madrid, que viaja con la expedición, guía a uno de los grupos mostrándoles la peculiaridad de esta ciudad, tanto por sus apenas siete siglos de vida útil (del VII al XIII d.C.) como por la originalidad de algunos de sus edificios.
“Es una pirámide pero tiene forma ovalada”, comenta Iglesias sobre la impresionante Pirámide del Adivino (o del Enano, por una leyenda que explica su construcción en una sola noche por la apuesta que un enano hace para ganar la gobernación de la ciudad) que abre el recorrido en Uxmal.
Una altura de 35 metros y una anchura de 53,5, la forma ovalada de su base y la construcción definitiva en cinco etapas sucesivas convierten a este monumento en uno de los más importantes, por su singularidad, del mundo maya.
Pese a que los expedicionarios no pudieron trepar a lo alto -la ascensión casi vertical a la cumbre lleva prohibida varios años-, todos quisieron inmortalizar su paso ante tan impresionante edificio rematado en su zona posterior por mascarones con la representación de Chaak, el dios de la lluvia.
Las referencias más antiguas a esta esplendorosa ciudad son las recogidas en los Chilam Balam (escritos en maya con caracteres latinos donde se relata la historia de los mayas).
Más adelante, ya en el siglo XIX, se desarrolló el interés por la investigación arqueológica de las culturas precolombinas. Las expediciones del austríaco Jean Frederic Waldeck (1834), con su posterior obra “Viaje pintoresco y arqueológico en la provincia de Yucatán”, y de John Lloyd Stephens, Frederick Catherwood y Samuel Cabot (1841) amplían el conocimiento que se tiene sobre Uxmal.
En el Cuadrángulo de las Monjas, construcción de carácter administrativo, Iglesias les hizo reparar en la denominada “falsa bóveda” y en la ornamentación de su parte superior, cuajada de mascarones, chozas mayas, serpientes y motivos vegetales, todo ello típico de la cultura Puuc (propia de la zona donde se ubica Uxmal).
O como Villoro relata: “Lo que más impresiona es el contraste de parquedad y exuberancia; de la cintura para abajo, los edificios son austeros y de la cintura para arriba se permiten cualquier fantasía”.
Con la visita al Juego de Pelota, al Palacio del Gobernador y a la Gran Pirámide se cerró el recorrido por el sitio de Uxmal, no sin que antes los expedicionarios buscasen, como el escritor, “refugio en la sombra de los edificios”.
Saurios como las iguanas, que trepan por las papeleras rebuscando entre los restos dejados por los turistas, campan a sus anchas en semejante lugar bajo ese “sol acuchillante” del que hablaba Villoro y que acompaña a los jóvenes rumbo a Campeche.
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