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“TRES ARMAS” QUE TODO PADRE DEBE USAR

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‘Principios Morales, Reglas Claras y Buena Comunicación’ son de gran utilidad contra posibles desviaciones cuando los hijos llegan a la edad de la rebeldía

A medida que los hijos llegan a la adolescencia, es cuando corren más riesgo de caer en tentaciones, agarrar vicios, malas amistades, etc. y es cuando menos quieren hablar con sus padres, por eso desde pequeños es “necesario” transmitirles nuestros principios morales, éticos e incluso espirituales. Eso, jamás se les olvidará, y aunque habrá ocasiones que se desvíen un poquito, pronto volverán a los principios y valores que de sus padres aprendieron.

Cuando llega la adolescencia, también llegan otras inquietudes, por ejemplo empiezan las salidas nocturnas en compañía de los amigos, y es entonces cuando poner reglas claras y tener una buena comunicación puede ser el secreto para darles la libertad que piden, sin arriesgar su integridad ni tu tranquilidad como padre.

A partir de los 13 ó 14 años aumenta su interés de salir de casa con sus amigos a sitios de diversión o a fiestas. Pero para garantizar que estas salidas no tengan consecuencias negativas en la vida y la familia, existen algunas recomendaciones que deben aplicarse a tiempo.

Lo primero es que los padres estén muy al pendiente de cómo llegan sus hijos, de establecer un horario que debe cumplirse y poner un límite para que cumplan normas.

Pese a lo que muchos piensan, que hay que hacer más énfasis en las reglas de salidas nocturnas con los hijos varones debido a que éstos tienden más a no avisar si se retrasan, o a no preocuparse si llegan con un poco de aliento alcohólico, es buena medida esperar despiertos a que lleguen y decirles, “voy a estar despierta/o hasta que tú llegues” y que lo cumplas!; que ellos vean que uno de los padres está esperándolo para que controle la hora de llegada, y así se sientan más comprometidos a cumplir.

Sin ser regla general, pero algunos amigos pueden inducir a jóvenes menores en el consumo de alcohol y drogas o en el incumplimiento de las reglas establecidas en su hogar, por lo que es importante buscar un cordial acercamiento con ellos.

Es importante darles confianza, hay que platicar con ellos, decirles ‘acuérdate que no puedes llegar después de tal hora’ y manifestarles los peligros a los que se exponen; además hay que invitarlos a que si se van a tardar, un límite de tiempo ya establecido como máximo, deben avisar por teléfono dando un dato de dónde se pueden ubicar en caso de ser necesario.

Aunque no los vayas a buscar es mejor decirles que por si algo pasa deben darte algún número de tel. o celular donde los puedas llamar si están en casa de amigos y convencerlos que se mantengan en contacto si sucede algo extraordinario.

Uno de los temas que más preocupa a los padres actuales es la cercanía que los jóvenes pueden tener en diversos ambientes con el alcohol y las drogas, por lo tanto hablar claro será de gran ayuda.

Para ello es recomendable documentarse, para tener argumentos sobre los riesgos para la salud y las consecuencias de conducir drogado, tomado o desvelado.

Otro punto que hay que resaltar, es ofrecerles la confianza de llamar para que los recojan sin temor a regaños o represalias. “Es preferible que te digan que se quedó en casa de una amiga a que se regresen en un estado inconveniente; es mejor que avisen y no se expongan pero para eso se necesita tener la confianza y la comprensión de parte y parte.”

La actitud de los padres puede ser condescendiente si los hijos respetan sus límites de hora y las normas estipuladas, ampliando el plazo a medida que crecen pero siempre con la responsabilidad de llegar a casa o reportarse si algo sucede.

¿Y si no cumplen?

En ocasiones las fiestas se pueden tornar tan divertidas que tu hijo no se percate de la hora de llegada a su casa, y para ello es necesario que se impongan lecciones que garanticen que no volverá a ocurrir.

Hay que restringirles la hora de llegada haciéndolos conscientes de la falta a la confianza y de la importancia de que cumplan con lo pactado, para continuar con la libertad que desean tener.

Si por otro lado, tu hijo llega con aliento alcohólico, en estado de ebriedad o con síntomas de haber consumido alguna sustancia sicotrópica (drogas) hay que enfrentarlo en el momento, sin agresión, para conocer la razón de la llegada en ese estado inconveniente.

El secreto para que, tanto padres como hijos, puedan quedar tranquilos en una noche de viernes o sábado, es confiar el uno en el otro. Si se imparten reglas de común acuerdo y se ofrece la confianza para el diálogo las fiestas no tendrán malas consecuencias para ellos, ni dolores de cabeza para ti…

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