El seis de junio de cada año, desde hace mucho más de medio siglo, una pequeña isla del Pacífico Sur, llamada Atolón de Brooks, es el escenario de una increíble batalla aérea que se produce durante
El seis de junio de cada año, desde hace mucho más de medio siglo, una pequeña isla del Pacífico Sur, llamada Atolón de Brooks, es el escenario de una increíble batalla aérea que se produce durante la tarde, casi al obscurecer, entre los fantasmas de dos pilotos, uno norteamericano y otro japonés… Tal parece que ellos quedaron atrapados en el tiempo y liberan su propia ¡Guerra Eterna!!!
Los nativos de la isla creen que la fantasmal lucha continuará hasta el fin de los tiempos, y Frank DeLucca, experto en fenómenos paranormales y que es el autor de esta historia, está completamente de acuerdo con ellos. “Esta fue una de las últimas batallas de Midway, cuando la Fuerza Naval de Estados Unidos dejó en un muy mal estado a la Fuerza Aérea Japonesa”, explica el doctor Frank DeLucca, psíquico de Chicago que presenció el duelo hace algunos años “Personalmente creo que nunca llegará a su fin”, agrega.
Víctor Nankuti, quien en aquel entonces apenas tenía seis años de edad cuando se escenificó la batalla original entre el Hellcat norteamericano y el Zero japonés, dice: “Cada año, desde 1942, se ha repetido el combate. Surcan el espacio casi durante una hora hasta que el avión norteamericano cae abatido por la metralla del avión japonés”. El Hellcat se estrelló en el Atolón de Brooks y el piloto murió en brazos de John Nankuti, el padre de Víctor. “Yo estaba allí -dice Víctor- y recuerdo las últimas palabras del piloto: “Juro que lo he de derribar algún día. Lo tengo que derribar así me lleve toda una eternidad”.
Los nativos enterraron al piloto, identificado sólo como el teniente Mike, cerca de los restos de su Hellcat. La Armada Naval de Estados Unidos recuperó el cadáver del piloto en 1945 y lo regresó a su familia, que aún vive en Illinois. Nankuti y otros 75 nativos de la isla construyeron una lápida en memoria del piloto de la Naval, que todavía se conserva.
Asimismo, Nankuti dice que la batalla anual entre el Hellcat y el Zero japonés siempre queda inconclusa.
“Durante una hora, combaten fieramente dando vueltas en el cielo; sus metralletas tabletean en forma furiosa y luego simplemente desaparecen”, subraya. “Es una batalla eterna, porque a fin de cuentas, no se hacen daño ni uno ni otro”. “El teniente ha tratado de embestir al avión japonés, pero como es inmaterial, sólo pasa a través de él sin hacerle nada”.
Algunos nativos creen que es mejor que así suceda, porque el día en que logre derribar al japonés, sobrevendrá entonces el fin del mundo. “Es como si fuera una batalla entre Dios y el diablo; y cuando éste sea derrotado, el mundo ya no tendrá razón de ser”, explica Nankuti. Por su parte el psíquico DeLucca opina: “Aquí, la batalla entre los fantasmas del teniente Mike y el piloto japonés es como la leyenda del Holandés Errante, condenado a navegar por el mar eternamente… Y a decir de los nativos de la isla del Atolón de Brooks, Créalo o No, Así Fue…. como los fantasmas de dos pilotos, uno estadounidense y otro japonés, quedaron trabados en una cruenta batalla aérea sin fin
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