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Una Familia Unida…. La clave para el éxito en los hijos

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Muchos padres suelen enfadarse con sus hijos cuando éstos van mal en la escuela. Sin embargo el que ellos no se desarrollen bien en este medio tiene que ver mucho con la atención, amor y…

Muchos padres suelen enfadarse con sus hijos cuando éstos van mal en la escuela. Sin embargo el que ellos no se desarrollen bien en este medio tiene que ver mucho con la atención, amor y comprensión que ellos les proporcionen

“Si sigues así no llegarás a nada”, “Eres un burro”, “Deja de flojear y ponte a estudiar”… Estas son sólo unas de las tantas frases que los padres suelen decir a sus hijos tras haber visto sus malas calificaciones en la escuela.

Por lo general, muchos padres suelen cometer el mismo error: Criticar, regañar y hasta castigar a sus hijos cuando van mal en la escuela. Sin embargo no se percatan que con el simple hecho de hablar con ellos, puede ser la mejor forma de que ellos mejoren, no sólo como alumnos, sino también como personas.

Recientemente un periódico de Chicago publicó los resultados de los exámenes escolares de tres escuelas distintas… “Cuando vi aquellos resultados de la escuela en la que yo cursé hace años la primaria eran deprimentes. Los de la escuela a la que asistieron mis dos hermanas mayores eran tan malos como los de la mía, y los de la escuela a la que fue mi hermano eran peores” asegura Clark Broome

Hace tiempo, estas tres instituciones habrían obtenido un mejor resultado. Todos los niños de mi clase leían y escribían sin dificultad; mis hermanas eran lectoras voraces y mi hermano salió con conocimientos básicos suficientes para ingresar en la universidad y después tener un buen desempeño en el mundo de los negocios.

Hoy en día todo esto es diferente. Pero ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué nosotros sí adquirimos una instrucción elemental en estas escuelas de barrios pobres, y los niños de hoy apenas son capaces de leer un letrero en la calle? ¿Es esto acaso cuestión de dinero?

Es verdad que los niños de hoy que asisten a estas escuelas pertenecen a familias pobres, pero así era en nuestros tiempos también. Mis hermanas egresaron en los años de la Depresión, cuando parientes y vecinos pedían prestado carbón a aquellos que tenían la fortuna de contar con un empleo. De acuerdo con las normas de la actualidad, vivíamos en la pobreza, o casi, al igual que muchos de nuestros compañeros.

Sin embargo existía una gran diferencia en esos tiempos de la cual hoy se carece: una familia unida. En aquel entonces los hogares no eran perfectos, tal y como sucede ahora, pero en aquel entonces en la mayoría existía por lo menos algo parecido a la vida familiar, aunque los padres hablaran mal el inglés o no lo hablaran.

LA CLAVE SECRETA DEL EXITO

Olvidémonos de los suburbios de gente acomodada donde se invierten de 9000 a 10,000 dólares por alumno y se obtienen excelentes resultados. Veamos lo que ocurre en los barrios de la clase media y de la clase trabajadora, donde el número de obreros y de profesionales es el mismo y no se invierte más dinero por alumno que en Chicago. En muchos de ellos se invierte incluso menos, y sin embargo se obtienen buenos resultados.

La mayoría de estas escuelas alcanzan notas que coinciden con el promedio estatal o que lo superan. Eldon Gleichman es inspector de un distrito de escuelas primarias que corresponde a una zona de clase trabajadora al noroeste de Chicago. “Este año, la tercera parte de nuestros alumnos del jardín de niños no hablan inglés” dice. “Y el 58% del alumnado total no habla inglés en casa”. Pero estos chicos obtuvieron notas superiores al promedio. ¿La clave? “Procuramos que los padres participen en la educación de sus hijos; ahí está el secreto”, afirma Gleichman.

Por su parte el inspector de un distrito suburbano de clase media dice: “los padres se interesan en nuestros concursos de lectura, escuchan a sus hijos leer en casa y siempre se aseguran de hayan leído.

La labor de los padres es una extensión de la que desempeña la escuela, así como la nuestra, aquí en la escuela, es una extensión de la labor de los padres. “No invertimos más dinero por alumno del que se invierte en Chicago, pero nos damos el lujo de invertirlo directamente en los chicos. No tenemos guardias de seguridad. No necesitamos fondos para combatir el vadalismo ni para reparar ventanas rotas”. “No podemos fijarnos únicamente en lo que invertimos por alumno. Las cifras por sí solas no lo dicen todo”.

Otros inspectores y directores de escuelas suburbanas dicen lo mismo. Un director observó: “Cuando es el día de visita de los padres, la escuela se llena a reventar. Estas personas se dan tiempo para venir, conversar con los maestros y estar con sus hijos.

La respuesta no está en destinar más fondos a las escuelas, ya que el dinero no puede reemplazar una estructura familiar inexistente. Como me dijo un maestro de octavo año que trabaja en una escuela de un barrio del centro. “Trato de enseñar, pero eso no resulta fácil cuando mi mejor alumna es una chica que está esperando su segundo hijo”.

Así que, cuando usted escuche a expertos en educación que se refieran a los problemas de las escuelas urbanas y propongan programas y planes para todo, pero si no emplean palabras como familia y padres, no les preste demasiada atención, porque la Unidad Familiar es la clave para el éxito en sus hijos. A propósito! prepárese para las desalentadoras estadísticas del año próximo!

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