Tapachula (México), 30 ago (EFE).- Una nueva caravana de unos 600 migrantes, tras una primera que salió el fin de semana con centenares, partió este lunes desde la ciudad de Tapachula, en el suroriental estado de Chiapas, hacia el norte rumbo a Estados Unidos.
Este lunes hay alrededor de unos 600 extranjeros que caminan sobre la carretera Tapachula-Huehuetán cargando niños en brazos, maletas y botellas de agua.
La caravana está conformada por centenares de personas de diferentes nacionalidades. Entre estos, haitianos, cubanos, venezolanos, hondureños y salvadoreños.
Los migrantes caminaron desde primera hora del lunes unos 20 kilómetros desde Tapachula hacia la carretera que conduce a Huehuetán. Es decir, unas 5 horas bajo los fuertes rayos del sol.
SEGUNDA CARAVANA
Esta es la segunda caravana que ha emprendió su viaje caminando en menos de tres días tras la salida de un primer éxodo migratorio con alrededor de 700 personas que buscan ir a Estados Unidos.
En el tramo carretero de Huehuetán, los migrantes ya tuvieron el fin de semana una primera confrontación con agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), ente que condenó el actuar de diferentes agentes por asumir una “conducta inapropiada” al reprimir la marcha.
Por el momento, esta segunda caravana camina sobre la carretera federal sin que se reporten heridos o algún incidente mayor.
De esta manera, y aunque la primera fue prácticamente disuelta y posteriormente se reagruparon, por Chiapas avanzan en este momentos dos caravanas.
CONTENCIÓN MIGRATORIA
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó este domingo, en un acto desde Chiapas, que su Gobierno seguirá “conteniendo” la migración, tras intentar disolver la primera caravana de migrantes en el sur del país, si bien pidió a Estados Unidos “soluciones de fondo”.
Además, insistió en que Estados Unidos dé visados de trabajo y becas a los centroamericanos, algo que consideró beneficioso también para ese país “porque necesita fuerza de trabajo”.
El flujo migratorio aumentó en México desde octubre de 2018, cuando caravanas con miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, comenzaron a ingresar al país para llegar a Estados Unidos, por lo que el entonces presidente Donald Trump presionó a México para que los frenara.
Cuando el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca, suspendió el programa “Permenecer en México” de su antecesor que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar su audiencia desde territorio mexicano, miles de los cuales quedaron varados en campamentos fronterizos.
Con ello, el flujo migratorio volvió a repuntar de manera que Estados Unidos detuvo el pasado julio en su frontera sur a 212.672 indocumentados, la cifra más alta en 20 años.
Además, el pasado martes, el Tribunal Supremo de Estados Unidos avaló la orden de un juez que restableció el programa “Permanecer en México”.
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