Los Ángeles (EEUU), 7 dic (EFE).- Unos 33 millones de personas residentes en diferentes regiones de California (EE.UU.) se vieron obligadas este lunes a quedarse en casa confinadas de manera estricta ante el aumento del número de hospitalizaciones por la covid-19 en ese estado.
Las restricciones -las más severas desde la primera ola en marzo y abril- entraron en vigor el domingo a las 23:59 hora local (08:59 hora GMT del lunes), después de que la capacidad de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) cayera por debajo del 15 % en dos regiones del estado: el valle de San Joaquín y California Sur (que incluye Los Ángeles y San Diego).
En el área de la bahía de San Francisco, entraron en funcionamiento a las 22.00 hora local del domingo (06.00 hora GMT del lunes).
La orden estatal ha provocado el cierre inmediato de peluquerías, salones de belleza, parques infantiles, bares, bodegas, cines, museos y zoológicos, además de los restaurantes, que solo podrán seguir sirviendo comida para llevar y haciendo entregas a domicilio.
A diferencia de lo ocurrido en marzo y abril, las tiendas podrán seguir abiertas, pero solo podrán acoger un 20 % del total de clientes que permita su aforo, mientras que las escuelas seguirán funcionando presencialmente.
En total, unos 27 millones de personas que residen en el sur de California y en el valle de San Joaquín, y seis millones de residentes del área de la bahía de San Francisco se vieron afectadas por la decisión del gobernador de California, Gavin Newsom.
La región California Sur está compuesta por cinco de los condados más poblados del estado: Los Ángeles, San Diego, Orange, Riverside y San Bernardino.
Además de las regiones mencionadas, el Gobierno californiano ha dividido el estado (el más poblado de EE.UU. con casi 40 millones de habitantes) en dos zonas más: California Norte y Sacramento.
California volvió a registrar el mayor número diario de casos de coronavirus y hospitalizaciones el sábado con más de 25.000 nuevas infecciones confirmadas y unos 10.200 ingresos hospitalarios.
De media, en la última semana los nuevos casos en California se dispararon hasta los 15.000 diarios y las muertes han pasado de en torno a quince al día a principios de noviembre a 113 el pasado miércoles.
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