La sociedad norteamericana se encuentra en un periodo tumultuoso. El grupo dominante europeo-estadounidense está al frente de un proceso reaccionario después de décadas de progresismo político, social y económico, los cuales estuvieron alternados con años de un conservadorismo relativamente moderado.
Si pensamos en los inicios del periodo progresista, yo creo que tenemos que ubicarnos en la década de 1950. Y si pensamos en un lugar donde se pronunciaron los primeros brotes de ese progresismo, entonces es necesario recordar a la ciudad de Montgomery, Alabama, donde se generó el movimiento más importante de los derechos civiles y libertades individuales.
Los códigos de transporte de Montgomery promovían la supremacía blanca y exigían a los demás grupos étnico-nacionales corresponder con esos mandados. En diciembre de 1955, la afroamericana Rosa Parks se negó cederle el asiento del bus que la transportaba a un euro-estadounidense. El hecho produjo la chispa del legendario movimiento que lideró Martin Luther King en Montgomery.
Muchos años antes a este episodio, durante la colonia y gran parte del periodo republicano, Montgomery fue uno de los grandes centros del comercio de esclavos. Hoy, en pleno centro de la ciudad, en la Plaza de la Fuente, todavía se siente el aire maligno del sistema racial esclavista que propició la muerte de millones de afroamericanos.
Precisamente fue aquí, en Montgomery, donde pasé el Día del Trabajo junto con mi hija Karen de 22 años. Esta es una ciudad dialéctica. Aquí se enfrentaron héroes y villanos; blancos y negros. Al final, los héroes vencieron la guerra; su resultado es nuestra libertad.
Inicialmente nos dirigimos al Memorial Nacional de Paz y Justicia, el cual fue recientemente inaugurada para hacer memoria a la tragedia de la esclavitud en América.
Más de 12 millones de africanos fueron raptados, encadenados y traídos como esclavos a este país durante los siglos XVII y XVIII. Alrededor de dos millones perecieron en los navíos, antes de llegar a sus destinos. El centro memorial es una representación gráfica de la injusticia de esos tiempos. Sin embargo, a pesar de la tragedia que sume al lugar, es también un espacio para la meditación. Luego nos encaminamos al Legacy Museum, misma que se encuentra en pleno centro de la ciudad. Su parte interior es indescriptible por las palabras. Es necesario visitarla para sentir su poder espiritual y su capacidad de irradiar conciencia social.
Un día no fue suficiente para conocer todos los espacios históricos de Montgomery. Sin embargo, esta ciudad es un lugar abierto para todos aquellos que vibramos por los derechos humanos, justicia y derechos civiles. Todo ser humano debe visitar.
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