El “boom” del trabajo a distancia, que puede ser desde casa o de algún otro lugar se ha potenciado por la crisis de Covid-19, ha visibilizado otros estilos de vida. Para muchos jóvenes es preferible estar en constante viaje y trabajar sin pisar la oficina en vez de anclarse a un único lugar.
Levantarse. Ir al lugar de trabajo. Cumplir con la jornada laboral. Volver a casa. Y cada día, vuelta a empezar. Así es la rutina más habitual de cualquier profesional medio… ¿o deberíamos decir “era”? Depende de a quién se le pregunte.
Al fin y al cabo, además de nuevos tipos de profesiones enmarcadas en un contexto digital, y el crecimiento de los profesionales “freelance”, bien por voluntad propia o necesidad, también están surgiendo nuevas formas de cumplir con el trabajo.
El teletrabajo, es decir, trabajar a distancia sin ir presencialmente a la oficina, normalmente desde casa; el “co-working”, trabajar en espacios compartidos con otros “freelances” o teletrabajadores; o el “smart-working”, trabajar desde cafeterías u otros lugares, son algunos ejemplos.
Y otra fórmula, que va más allá, es la de los nómadas digitales: trabajar desde cualquier lugar y viajar como parte de ese trabajo o, sencillamente, por el placer de cambiar de sitio mientras se desempeña una profesión digital que lo permita.
TELETRABAJO: FUTURO EN EL PRESENTE.
Precisamente lo de teletrabajar desde casa creció de manera notoria a raíz de la crisis sanitaria por el coronavirus, cuando las cuarentenas y confinamientos desembocaron en una situación en la que no salir ni reunirse era lo esencial.
“Yo ya trabajaba mucho desde casa antes de la pandemia, así que lo que para algunos es novedad, para mí es absolutamente normal”, dice a Efe Naiara, una joven acostumbrada a teletrabajar.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el aumento del teletrabajo ocurrió a nivel internacional, aunque en diferente medida según el país. En el 89 % de casos en los que no se trabajaba desde casa, era porque el empleo no era compatible con esta modalidad.
Para Naiara, “es evidente que hay muchos trabajos que requieren la presencialidad”, y por eso se considera a sí misma “una privilegiada”, y lo explica: “la pandemia ha dejado a mucha gente sin trabajo, a otros la adaptación a hacerlo desde casa se les ha hecho dura… Para mí, no ha tenido ese impacto”.
Y es que su profesión, redactora y creadora de contenidos, es uno de esos nuevos trabajos digitales: “en mi caso sólo necesito una computadora, acceso a internet y mucha inspiración”.
CONCILIACIÓN VERSUS RELACIÓN.
De acuerdo con un estudio elaborado por Bumerán y publicado en un artículo de Software Guru, México era uno de los países de hispanoamérica que llevaba la delantera (38% de incorporación en este modelo de trabajo).
Las empresas suelen tener más reticencias que los teletrabajadores a la hora de implementarlo. Estos últimos encuentran beneficios, como mayor productividad, menor estrés, ahorro de tiempo y mejor conciliación familiar.
Por contra, echan en falta el ambiente de oficina y la relación con los compañeros, un menor descanso, mayor aislamiento y dificultad para desconectar del trabajo. Algo con lo que concuerda Naiara: “los he vivido todos”, dice.
Y señala que “lo peor es efectivamente que, a veces, cuesta desconectarte del trabajo y sigues atendiendo al mail o redactando una tarea, incluso fuera del horario. Aunque, es cierto que la oficina tiene ese ambiente que te incita a concentrarte en el trabajo y un factor de compañerismo, pero en invierno, sobre todo, prefiero con diferencia poder trabajar en bata y pijama con mi chocolate caliente al lado”, añade.
NÓMADAS DIGITALES: LA OFICINA EN LA MALETA.
Aunque este concepto pueda parecer nuevo, ya existía en el siglo pasado. Pero ahora, con el auge del teletrabajo, ha cobrado una nueva dimensión, algo en lo que la pandemia también ha influido.
De hecho, de acuerdo con una investigación de MBO Partners y Emergent Research publicada por la Revista Byte, en Estados Unidos el número de nómadas digitales creció en 2020 en un 49% respecto a 2019.
Así, finalizando el año 2021 y con las nuevas olas de coronavirus rondando los diversos países, un 80% de estos teletrabajadores tiene pensado quedarse en el país anfitrión durante un año, de media, frente al 7% que estaba pensando en mudarse.
De nuevo, profesiones digitales y que no necesitan de la presencialidad son las más habituales en este estilo de vida: por ejemplo expertos en SEO, programadores y desarrolladores de software, community managements, “influencers”, consultores, creadores de contenido.
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