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VUELVE A MÍ VIAJA A TRAVÉS DEL TIEMPO PARA ENCONTRAR EL AMOR Y LA MUERTE

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Aquella era una radiante mañana y hermosa,  Somalia dormía plácidamente. Sus cabellos castaños cubrían su rostro de los rayos del sol, estaba tan a gusto envuelta en las sábanas, cuando de pronto golpearon la puerta, era Marcos el mensajero del teatro, que le traía el nuevo libreto de la próxima obra.

Somalia era una joven de 20 años de edad, de tez clara, ojos color miel, rostro semiovalado era una hermosa mujer. Desde pequeña supo que actuar en teatro era lo suyo.

Pertenecía a una de las mejores familias de Lima, Perú, su padre Jorge era propietario de viñedos y su  madre María, pertenecía a una prestigiosa familia de la ciudad, fue de ella quien heredó ese amor a  la actuación.

Mientras leía la trama de la nueva obra, “Niña Mimada”, en el cual interpretaría a Gloria una chica que lo tenía todo, pero renunciaba a sus lujos para seguir al amor de su vida. Somalia se sintió algo identificada con el libreto y a su mente llegaron algunos recuerdos de aquel gran amor que un día vivió, y que jamás olvidó.

Y mientras ensimismada deambulaba por el jardín con el libreto en la mano y sus recuerdos  en la mente, no se percató que una densa neblina se acercaba; cuando sintió un escalofrío y una extraña fuerza que la jalaba hacia la misteriosa bruma, sin poder detenerse, la niebla la absorbió por completo.

Al disiparse la extraña oscuridad, Somalia no podía entender lo que pasaba, veía todo diferente, las calles y la gente era distinta a la época en la que ella vivía, ¿dónde estoy?, se preguntaba, ¿qué pasó?…

Inexplicablemente la joven viajó a través del tiempo, dejando atrás 1908, para despertar en el año 2018. No entendía lo que pasó, la gente la miraba extrañada, la joven no comprendía lo que pasaba, el aire le faltaba y cayó desmayada.

Al abrir los ojos, se encontraba en una oficina en eso al abrirse la puerta entró el joven que la ayudó. Al verlo Somalia dio un grito, el joven le dijo que se calmara, sin entender. La pobre joven quedó petrificada y sólo alcanzó a decir ¿eres tú realmente?, ¿Antonie?…. ¡SÍ, ERES TÚ! ¡ANTONIE! y lo abraza, muy fuerte. Aquel muchacho tenía unos 26 años, era de ojos grandes, cabello castaño y complexión delgada no entendía la reacción de la chica, y pensó que estaba loca. Cuando en eso ella sacó de su bolso un medallón muy antiguo, lo abre y se lo muestra a Antonie, quien al ver la foto no podía creer lo que veía! Era él que estaba junto a Somalia, aunque traía otro tipo de ropa y corte de pelo ¿cómo era posible?, cuando la chica sujetándole la mano le dice, -eres tú, no te acuerdas?, ese día que  nos tomaron esta foto, me pediste que me casara contigo… ¿ya te olvidaste? , el joven sin entender, le pregunta ¿de dónde vienes? Ella le dice, vengo del año 1908.

Antonie ve la foto una vez más, cuando una luz incandescente lo hace caer, al abrir sus ojos, mira fijamente a Somalia y le grita “mi amor”, eres tú, volviste a mí, querida te he esperado por mucho tiempo, al fin te tengo…  y la besa con pasión.

Ya juntos la joven le pregunta por qué la dejó, él responde: “yo no te dejé, yo pertenezco a esta época, yo viajé a través del tiempo para conocerte porque desde que miré tu foto en una galería no pude dejar de pensar en ti, busqué mil formas de ir a ti, hasta que lo logré”. “ Pero me duele que sólo pude estar contigo poco tiempo”.

Se la pasaron juntos toda la noche, y al amanecer decidieron caminar en un parque que estaba pegado cerca del barrando, Antonie se detiene a comprar café, mientras tanto Somalia sigue caminando, cuando en eso la extraña neblina vuelve aparecer, jalando a Somalia quien grita…¡Antonie!, el joven corre, para tratar de alcanzarla pero resbala y cae al barranco, muriendo al instante.

Al disiparse la neblina, la joven estaba otra vez en 1908, sintió una gran tristeza, porque alcanzó a ver que Antonie caía en aquél barrando. Somalia murió de dolor y tristeza, al encontrarla muerta en su lecho, notaron que aferrado a su mano tenía un medallón con la foto de ella y Antonie, ambos sonreían muy felices… ¡Al fin estaban juntos por siempre!

Por Sayra Porta

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