¡Qué pasoooó pelao’s mal encarao’s y morri’as boni’as, ¿cómo están, bien? ¿y de calores qué tal?,,, espero que bien y que no se les hayan fundido los fusibles o tatemado los esos -ops!, quise decir los sesos)…
Y pa’ empezar, les voy a echar uno… viejo, pero güeno… el chistorete se llama “sexo con un paciente”, aí’ ta’:
Resulta que un médico se encontraba sentado en la silla de su consultorio, pensando en si había hecho mal por tener sexo con un paciente.
Su conciencia le recriminaba y él se repetía a sí mismo: ‘pero cómo hice eso’ qué vergüenza, perdí toda la ética profesional!!; ‘Ohh!, Dios míooo!’
Tras un rato de estar culpándose de sus actos, siente que sobre su hombro derecho aparece un diablito (muy parecido a él mismo) que le dice:
‘‘Escúchame tonto… no seas güeyyyyyyy… ¡hay una cantidad exagerada de médicos que tienen sexo con sus pacientes! ¿qué te crees? ¿qué eres el único que lo ha hecho? ¡Nooo!
Hazme caso. Ya ni pienses en eso. Es de lo más natural del mundo; quédate tranquilo, al fin lo disfrutaste ¿o no?’’
El médico convencido, dice: ‘¡Hmmm!, tienes razón, si yo no hice nada malo, solo me deje llevar por el placer y el momento’.
Pero no acaba de decir eso, cuando en su otro hombro aparece un angelito y con voz suave le dice al oído: ‘‘Yo na’más te digo: Acuérdate que eres médico… pero médico veterinario! VE-TE-RI-NA-RIO…. __indejo!!!
ji!, ji!, ji!…. viejito pero bonito, ¿a poco no?
Oigan, y a propósito de pendejos, pero de como los definimos en México (es la única vez que usaré la palabra tal cual es, y al final mencionaré algunas definiciones en otros países), nunca se han preguntado ¿por qué los _indejos tienen mucho y todo o de todo?… Yo sí! y la verdad muchas veces hasta les he tenido envidia, pero envidia de la buena -¿habrá envidia buena y mala? hmmm! no sé-, en fin, la cosa es que, lo confieso, he envidiado al _indejo que maneja un BMW, o al _indejo que vive en una residencia, al que puede ir a donde quiere y cuando quiere, al que gasta dinero a manos llenas, y al _indejo que trae tremendo monumento de mujer, etc., etc.
Pero también he envidiado al _indejo que es feliz con su rellenita mujer, o al _indejo que no trae ni para el pasaje del autobús, pero con alegría te saluda y te dice que le va muy bien… En fin, envidio a esos (y esas) _indejos que sin importar cuanto ganan, qué bienes poseen o cuánto traen en la bolsa, son felices con lo que tienen y disfrutan de su pareja, de sus hijos, de su familia.
Y yo no sé si ustedes lo han notado, pero a las personas que son felices y exitosas, casi siempre se les califica como _indejos, y hasta están sujetas a críticas, burlas o difamaciones… Cuántas veces no hemos oído: “Ese _indejo ni estudia y pasó el examen”, o “¡qué suertudo es ese _indejo!, lo ascendieron en su trabajo”; y muchas más expresiones como esas que denotan la envidia, amargura o frustraciones de quienes no pueden obtener aquello.
Fíjensen que ahora que escribo esto, recuerdo cuando hace algunos años, estábamos mi ‘ex’ y yo en una playa bajo una sombrilla. Y mientras disfrutábamos un riquísimo coco con ginebra, cerca de nosotros había una joven, ataviada en un corto bikini, gritaba, brincaba, se reía, se notaba que era feliz, que disfrutaba de aquello con sus acompañantes. Entonces mi ex, que se pasaba las horas en el gimnasio, comentó: “¿Que no le dará pena a esa enseñar las lonjas?… ¡qué asco!; ¡y mira no’más, cuánta celulitis!
En aquel momento le di la razón, pero años después comprendí, que aquella gordita del bikini, se veía feliz porque no le importó tener un cuerpo imperfecto, con lonjas y celulitis, sino que sin complejos se soltó, vivió y disfrutó el momento, aunque sabía que seguramente la criticarían.
Y por eso, si eres uno de mis cuatro o cinco leitores te recomiendo que aunque otros te critiquen (por lo general de ardor), sé tú mismo/a, disfruta la vida y que no te importe lo que digan de ti, porque vale más que seas señalado de ser un __indejo feliz, que ser una persona seria y ecuánime, pero seas un _inche amargado!!!
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