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A LA ANTIGÜITA

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Salían del templo del pueblo los recién casados, y amigos y familiares los esperaban con aplausos aventándoles arroz y gritando “¡Arriba el novio!” “¡Arriba la novia!” Un viejito sentado en una banca del jardín meneaba la cabeza y decía: “Déjenlos que ellos se acomoden como quieran, en eso no deben meterse ni los parientes ni los amigos”.

Te estoy hablando de tiempos de antes, cuando estábamos llenos de vida muchos que ahora somos viejos, y vimos cosas diferentes a como son ahora.

Los tiempos han cambiado y muchos no cambiamos con el tiempo y nos cuesta trabajo entender y admitir las nuevas costumbres, la nueva moral… por si no sabías, moral viene del latín mos mores que significa costumbre… ¿Será justo decir que si las costumbres cambian la moral también cambie? Te lo dejo de tarea.

A lo que yo iba es a que ahora se ven matrimonios en los que ve uno difícil el acomodo… y no sabría uno que gritar, porque se ven matrimonios de hombre con hombre y mujer con mujer…y algunos pueden pensar, “Pero si no tiene por dónde…. pero si no tiene con qué” …. ustedes no se preocupen, sigue siendo verdad, y hoy más que antes, el consejo del viejito sentado en la banca de la plaza del pueblo: “Déjenlos que se acomoden como quieran y como puedan” …. que ellos y ellas encontrarán la forma. 

A los chapeados a la antigüita nos cuesta trabajo entender que dos personas del mismo sexo se puedan enamorar, pero se da, se ha dado y se seguirá dando. Miles de años de historia nos enseñan que la sexualidad humana, (y tal vez la sexualidad en general) es más compleja de lo que imaginamos o queremos admitir. No es solo blanco y negro, como vestido blanco de novia y tuxedo negro de novio… entre el masculino y el femenino hay variaciones, como grados de sexualidad. En la isla Célebes de Indonesia, por ejemplo, reconocen y aceptan con naturalidad 5 géneros diferentes, pero, por regla general, en todo el mundo cuesta trabajo entender y aceptar términos medios entre el género masculino y el femenino.      

Lo primero que hay que entender es que no entendemos muchas, muchísimas cosas. La vida en nuestro planeta Tierra comenzó probablemente hace unos 4mil millones de años, y con la vida nació la sexualidad… bueno, en el día nació la vida, pero ese mismo día al oscurecer nació la sexualidad… Pero, aunque han pasado millones de años de que empezó la vida con la sexualidad en la Tierra, todavía sabemos muy poco de la una y de la otra… Por ejemplo, Hace unas semanas murió el reconocido bilólogo chileno Humberto Maturana, famoso entre otras cosas por su definición de la Vida: “Los seres vivos somos sistemas autopoiéticos moleculares, o sea, sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa producción de sí mismo como sistemas moleculares constituye el vivir”, eso dijo Maturana en 2019. ¿Te das cuenta? A 4mil millones dos mil diecinueve años de distancia todavía estamos tratando de entender lo que sea la vida ¿Podremos con certeza y propiedad afirmar que entendemos la sexualidad de los seres vivos en general y de la de los humanos en particular?  La respuesta sincera debe ser un rotundo ¡¡No!!  ¡NI pa’cuándo!

Para evitar tragedias familiares cuando algún hijo/a no encaja plenamente dentro de nuestros patrones de género masculino o femenino, debemos ser más humildes y reconocer que no entendemos muchas cosas y ser más tolerantes con las personas y su sexualidad… Mientras logramos entender la vida con más claridad, digamos como el viejito:

“Déjenlos que se acomoden como quieran y puedan, no se metan en vidas ajenas” …que todavía tenemos muchas preguntas sin respuesta…como estas a mi derecha.

Tres preguntas de las que no tenemos la respuesta:

  1. ¿De dónde venimos?
  2. ¿A dónde vamos?
  3. ¿Qué fregaos hace ahí la de azul?

Salud y saludos.

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