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Los clientes piden, pagan y retiran la comida, todo con un sistema automatizado. Sí hay cocineros, pero no se los ve. Dicen que así pueden ofrecer precios más competitivos…
Para los que gustan interactuar con las personas es una mala noticia. Pero para los más gruñones puede ser una buena. Un restorán totalmente automatizado y sin empleados a la vista abrió sus puertas hace unos días en San Francisco. El local de comida rápida Eatsa se parece más a una tienda de electrónica que a un lugar donde venden alimentos.
Los clientes no necesitan relacionarse con ningún empleado porque hacen el pedido a través de una tableta, que va directamente a la cocina. Pero a no asustarse: en la cocina no hay robots. La comida es preparada por personas reales, pero no están a la vista de los clientes.
El restorán, para algunos totalmente deshumanizado, se especializa en comida vegetariana y los comensales pueden elegir entre 8 menúes saldudables por 6,95 dólares. Para pagar, utilizan una tarjeta de crédito o cualquier otro sistema de pago desde su teléfono.
Cuando el pedido está listo, la comida aparece en un cubículo transparente muy parecido a un microondas, que se ilumina con el nombre del cliente cuando el plato está terminado.
Para los que gustan interactuar con las personas es una mala noticia. Pero para los más gruñones puede ser una buena. Un restorán totalmente automatizado y sin empleados a la vista abrió sus puertas hace unos días en San Francisco. El local de comida rápida Eatsa se parece más a una tienda de electrónica que a un lugar donde venden alimentos.
Los clientes no necesitan relacionarse con ningún empleado porque hacen el pedido a través de una tableta, que va directamente a la cocina. Pero a no asustarse: en la cocina no hay robots. La comida es preparada por personas reales, pero no están a la vista de los clientes.
El restorán, para algunos totalmente deshumanizado, se especializa en comida vegetariana y los comensales pueden elegir entre 8 menúes saldudables por 6,95 dólares. Para pagar, utilizan una tarjeta de crédito o cualquier otro sistema de pago desde su teléfono.
Cuando el pedido está listo, la comida aparece en un cubículo transparente muy parecido a un microondas, que se ilumina con el nombre del cliente cuando el plato está terminado.
Fundada por Scott Drummond y Tim Young, el objetivo de la empresa es crear una experiencia de servicio rápido y a buen precio. “Con la tecnología, estamos buscando la manera de aumentar la eficiencia en el proceso. Y de esta manera podemos bajar el precio. Los salarios de los trabajadores representan alrededor del 30% de los costos”, explicó Drummond.
Para los que gustan interactuar con las personas es una mala noticia. Pero para los más gruñones puede ser una buena. Un restorán totalmente automatizado y sin empleados a la vista abrió sus puertas hace unos días en San Francisco. El local de comida rápida Eatsa se parece más a una tienda de electrónica que a un lugar donde venden alimentos.
Los clientes no necesitan relacionarse con ningún empleado porque hacen el pedido a través de una tableta, que va directamente a la cocina. Pero a no asustarse: en la cocina no hay robots. La comida es preparada por personas reales, pero no están a la vista de los clientes.
El restorán, para algunos totalmente deshumanizado, se especializa en comida vegetariana y los comensales pueden elegir entre 8 menúes saldudables por 6,95 dólares. Para pagar, utilizan una tarjeta de crédito o cualquier otro sistema de pago desde su teléfono.
Cuando el pedido está listo, la comida aparece en un cubículo transparente muy parecido a un microondas, que se ilumina con el nombre del cliente cuando el plato está terminado.
Fundada por Scott Drummond y Tim Young, el objetivo de la empresa es crear una experiencia de servicio rápido y a buen precio. “Con la tecnología, estamos buscando la manera de aumentar la eficiencia en el proceso. Y de esta manera podemos bajar el precio. Los salarios de los trabajadores representan alrededor del 30% de los costos”, explicó Drummond.
La eliminación de los seres humanos de la industria de servicios no es nuevo. Muy cerca de San Francisco, en Sillicon Valley, tres hoteles de esa localidad anunciaron que tendrán como nuevo empleado al robot Relay para entregar comida, pasta de dientes, toallas y otros objetos a las habitaciones de los clientes.
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