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ACOMPAÑANDO LAS RABIETAS

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A veces el enfado de nuestros pequeños se desborda como un volcán liberando gran energía, y una manera de afrontarlas es acompañar “la erupción emocional” en lugar de intentar sofocarla

Las rabietas de los pequeños no son menores. De hecho son uno de los temas que más preocupan a los padres, según la consultora de crianza Míriam Tirado, cuyo blog (www.miriamtirado.com), es seguido por miles de personas, así como su proceso como madre de dos hijas, han inspirado su libro más reciente, titulado precisamente ‘Rabietas’.

“La rabia es una emoción que genera una energía muy potente y explosiva, y que cuando se desborda se asemeja  a un volcán en erupción, que puede estallar enseguida o tras haberse ido calentando en su interior durante un tiempo”,  según Tirado.

Esta experta destaca que la energía emocional de la rabia a menudo arrasa, y por eso cuando un niño o una niña se desborda, y sienten que explotan,  no pueden escuchar ni atender a razones, gritan, pegan o se pegan a sí mismos. Su volcán está fuera de control.

¿Y entonces qué podemos hacer para afrontarla? 

Tirado señala que “no hay frases mágicas”,  porque “es un camino en el que debemos explorarnos a nosotros  mismos, mantener controlado a nuestro ego y el niño que fuimos, y aprender a no engancharnos en las emociones de nuestros hijos”.

“Es un aprendizaje que requiere mucha práctica activa y consciencia, hasta llegar a aceptar  la rabieta y verla como una oportunidad para conectar con nuestros hijos y crecer los dos, en lugar de temerla o rechazarla.

LA ‘PALABRA MÁGICA’: ACOMPAÑAR

La única palabra “mágica” podría ser “acompañamiento”, porque “lo que los padres tenemos que aprender a hacer es acompañar la emoción, la rabia, que se ha desbordado en nuestro hijo”, explica.

“¿Sabes qué hace que una persona que está pasando por algo doloroso lo pueda atravesar mejor, sin sufrir tanto? Sentir que no está sola, que tiene un sostén, que hay alguien que la acompaña como necesita”, asegura.

Destaca que una de las actitudes más importante ante una rabieta es mantenerse en una posición de neutralidad ante la emoción de nuestra hija o hijo.

“Conseguir no ser reactivos ante las emociones de ellos es clave”, recalca.

Para evitar activarse emocional e inconscientemente, esta experta recomienda a los padres que observen la emoción en su hijo enrabietado  y mantengan a raya lo que se remueva en ellos como adultos, pero sin verterlo en nadie, añadiendo más dolor o mezclando sus emociones con las de los pequeños.

Mantener esa posición neutra no significa estar distante. “Podemos empatizar (ponernos en los zapatos de la otra persona) sin removernos con lo que siente, comprenderla y conectar con ella, sin juzgarla y desde la neutralidad, porque tenemos consciencia de lo que le ocurre y necesita”, según Tirado.

En el caso de nuestros hijos “existe la comprensión de que están en su camino de vivir y sentir distintas emociones, y aprendiendo a transitarlas, y que ese camino es suyo y deben recorrerlo”, apunta.

“Imaginemos que mi hija se enfada muchísimo porque está cansada, tenía ganas de ver caricaturas y le dije que no. Ella grita como una posesa y me mira como si me odiara’’;  -en casos así, señala Tirado-, “una respuesta adecuada sería comprender que la nena está cansada y que la frustración por no ver los dibujos ha hecho que su malestar por cansancio (una necesidad básica no satisfecha) estallará por los aires”.

La experta también recomienda mantenerse en forma neutra, sin juzgarla y mucho menos tratar de corregir esa actitud con algún castigo físico.

COMPRENDER EN VEZ DE REACCIONAR

“Mantengo un foco puesto en ella y en lo que necesita y otro foco muy atento en observar cómo me siento, si algo se destapa en mí,  aparece una emoción o si mi volcán empieza a activarse”, señala.

“Ese foco en mí me mantendrá alerta para adueñarme de las sensaciones que aparezcan y no terminar teniendo una reacción inconsciente que provoque más dolor en hija y madre”, indica.

Ante la rabieta de su hija Tirado repite: “es lo que es. Acéptalo. Conecta con ella y contigo”.

En nuestras hijas e hijos, a veces las emociones les empujan a comportamientos que pueden no ser válidos. Habrá que poner límites si en plena rabieta se pegan, pegan a los demás o hacen algo que pueda suponer un peligro para su integridad física, de los demás, o de los objetos o espacios compartidos, apunta.

En suma, los padres deben poner límites a un comportamiento inadecuado, pero  luego educar y ayudar al niño o niña a canalizarlo de manera asertiva (defender sus derechos y expresar sus opiniones, pero el pequeño debe aprender que siempre se respeta a los demás), pero no intentar criminalizar, tapar, castigar, combatir o reprimir la emoción de sus hijos’’ finaliza Tirado. 

Por Ricardo Segura    //     EFE/REPORTAJES

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