Los especialistas ofrecen claves para un ahorro inteligente que no ponga en riesgo la correcta nutrición de adultos y niños.
La elevación del nivel general de los precios de los productos de alimentación, a causa de la inflación, plantea un serio reto para los bolsillos y la salud del consumidor, ya que si se aplica una política de ahorro desacertada el resultado puede ser consumir comestibles más baratos, pero de inferior calidad y menor capacidad nutritiva.
“El primer paso para realizar un ahorro inteligente en la alimentación consiste en planificar el menú semanal para toda la familia que abarque desde el desayuno hasta la cena”, señala Estefanía Ramo, experta en nutrición y tecnología de los alimentos del IMEO (https://imeoobesidad.com).
Esta especialista recomienda intentar que el menú de los padres coincida al máximo con el de los niños, “lo cual supone un ahorro considerable”.
“Para esta planificación hay que tener en cuenta los requerimientos nutricionales de cada integrante de la familia. En el caso de bebés, es necesario complementar la leche materna con otros alimentos que se van introduciendo paulatinamente, como papillas de cereales o fruta,”, explica Ramo.
El segundo paso del ahorro inteligente es elaborar una lista de la compra por grupos de alimentos, priorizando aquellos de temporada (disponibles de modo natural en ciertas épocas del año) y proximidad (producidos relativamente cerca del lugar donde se consumen), ya que suelen resultar más baratos, afirma esta especialista.
El equipo de nutricionistas del IMEO propone componer el menú semanal de la familia con los grupos de alimentos, ricos en vitaminas, minerales y nutrientes.
FRUTAS.
Pera, manzana, ciruelas, plátano, mango y piña.
Destacan por su aporte en vitaminas, minerales, fibra, compuestos antioxidantes y su alto contenido de agua. Además, la gran mayoría de estas frutas aportan hidratos de carbono que les confieren su dulzor característico, según estos expertos.
VERDURAS Y HORTALIZAS.
Calabacines, calabaza, puerros, cebolla, judías verdes, lechuga, tomates, zanahorias, pimientos rojo y verde, ajo, lombarda, aguacate y patatas. Destacan por su gran aporte de hidrato de carbono y menor contenido en grasas y proteínas, alto contenido en agua, baja densidad calórica, y alto aporte de fibra, vitaminas y minerales. El aguacate tiene un mayor contenido graso pero es beneficioso para la salud, señalan.
CARNES MAGRAS.
Pollo (filetes pechuga, alitas), ternera (filetes, carne picada), cerdo (cinta de lomo al natural).
Aportan mayoritariamente proteínas y un bajo contenido en grasa e hidratos de carbono. Destacan también por su aporte en vitaminas del grupo B y minerales, según el Instituto.
PESCADOS.
Merluza (con bajo contenido en grasa), lubina y dorada (con contenido medio en grasa) y salmón (un pescado graso, con grasas con propiedades saludables), son buenas opciones alimenticias, según estos especialistas.
LÁCTEOS.
Leche entera, semidesnatada y yogures naturales.
Para el niño en crecimiento se incluye leche entera por su contenido en proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas.
En el caso del bebé la elección es yogur entero, por los mismos motivos.
Para los adultos, sería preferible la opción semidesnatada.
LEGUMBRES, PASTA Y ARROZ.
Macarrones integrales, arroz integral, lentejas y garbanzos.
Según el Instituto, la versión integral de estos alimentos es más rica en nutrientes al conservar el grano completo del cereal, lo que no ocurre con su versión refinada.
Las legumbres, en general aportan principalmente proteína vegetal, grasa, hidrato de carbono, además de vitaminas y minerales, además de contener abundante fibra.
PANES Y CEREALES.
Pan integral en barra y ‘biscotes’ (pan tostado), copos de avena sin azúcares añadidos y papilla de cereales.
La versión integral tiene un perfil nutricional más completo. En el caso de la papilla de cereales del bebé la elección será de 8 cereales integrales, de acuerdo a la
misma fuente.
CONSERVAS VEGETALES Y ANIMALES.
Ventresca (parte ventral) de atún en aceite de oliva, champiñones, maíz dulce, guisantes (arvejas) y combinado de encurtidos (pepinillos, cebolletas y aceitunas en vinagre). Presentan una vida útil mayor, son más económicas que el producto fresco y pueden consumirse durante más tiempo, según el IMEO.
FRUTOS SECOS.
Nueces peladas, las cuales se consideran un alimento poco económico comparado con otros frutos secos, pero que presenta una composición en nutrientes muy saludable, añaden.
OTROS ALIMENTOS.
Los huevos, el café, el cacao en polvo sin azúcares añadidos, el aceite de oliva virgen extra y el vinagre de Jerez, también pueden incluirse en el menú semanal saludable que nos convendría adquirir, según el IMEO.
Ricardo Segura // EFE Reportajes
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