Dos personas que se han conocido en una red de contactos, tras semanas hablando, quedan e intiman. Pero, de repente, una de ellas deja de responder mensajes y desaparece de la red sin dejar rastro. Así es el “ghosting”, la silenciosa manera de romper con alguien en la era digital.
En las pasadas Navidades, Ana había creído que no celebraría tan sola el Día de los Enamorados como había pasado las fiestas navideñas, el amor flotaba en el aire.
Llevaba semanas chateando con Marco, y no podía sentirse más feliz. Desde que se habían dado “match” en la aplicación Tinder, la química entre ellos había sido evidente. Tanto, que no tardaron en seguirse mutuamente en Instagram y, muy pronto, intercambiarse los números de teléfono para hablar por WhatsApp.
La joven estaba convencida de que entre ambos existía una conexión especial. No parecía que nada pudiera estropear la relación tan especial… Hasta que, de repente, todo terminó con el más abrupto de los silencios.
Por más que Ana intentaba saber de Marco este no respondía ¿será que le pasó algo? Pero no fue así, simplemente Ana, había sido víctima del “ghosting”, una de las maneras, cada vez más de moda, con las cuales “terminar” una relación, especialmente en internet.
La historia anterior no es más que una ficción relatada, pero casos como el de Ana suceden en la vida real y son bastante comunes en la era digital.
El término “ghosting” (del inglés, “fantasma”) se refiere a eso: esfumarse de repente, sin dejar rastro, ya sea bloqueando a la persona, borrando las cuentas o, sencillamente, dejando de responder a sus mensajes.
Pero, ¿por qué ocurre? Para el psicólogo Miguel Hierro, “el ‘ghosting’ surge porque es más cómodo no enfrentarse a situaciones dolorosas como tener que decir ‘no quiero seguir viéndote’”, según explicó al medio Xataka.
Algo que, dice el experto, “es una comodidad propia de cómo empiezan hoy en día las relaciones en las aplicaciones de móvil y/o redes sociales, donde el nivel de responsabilidad es menor”. Además, “dejar de dar señales de vida no es nada nuevo”, apunta el psicólogo, “pero ahora, que las vías de comunicación son muchas más y más fáciles, la ausencia se hace más patente”.
Aunque el “ghosting” no sea algo nuevo, Sherry Turkler, profesora de sociología de Instituto Tecnológico de Massachusetts, explica al Huffington Post que “es algo casi único del mundo “online””.
Turkler afirma que “con las nuevas tecnologías nos hemos acostumbrado a deshacernos de la gente simplemente no respondiendo”.
¿Y con quiénes comienza especialmente? Según la experta, “con los adolescentes, que crecen con la idea de que es posible que le envíen un mensaje de texto y no reciban respuesta”.
“Cuando nos tratan como si pudiéramos ser ignorados, empezamos a pensar que eso está bien y nos tratamos a nosotros mismos como personas que no deben tener sentimientos” dice Turkler.
La experta también añade que “al mismo tiempo tratamos a los demás como personas que no tienen sentimientos en este contexto, por lo que empieza a desaparecer la empatía”.
Los datos están sobre la mesa: según un estudio del Journal of Social and Personal Relationship (https://journals.sagepub.com), un 25% de las personas afirman haber sido víctimas del “ghosting”, mientras que un 21% confiesa haberlo practicado.
El “ghosting”, evidentemente, tiene consecuencias. La psicoperapeuta Elisabeth J. LaMotte comentaba a BBC Mundo: “Para la víctima la experiencia puede ser muy dolorosa: el rechazo causa dolor, y el “ghosting” es un rechazo vago que hace que el proceso de duelo de la ruptura se alargue”.
A su vez, ahondando en la mente de los fantasmas, LaMotte apunta que “en ocasiones no son conscientes del daño que causan”. Además, “en algunos casos ellos han sufrido rupturas de relaciones que no han procesado correctamente”, añade la experta.
Ahondando en las causas, la psicóloga Maya Borgueta, de la organización californiana Lantern, explica al mismo medio que “el “ghosting” está relacionado con el querer evitar el conflicto”.
Ser víctima de ello, según Borgueta, “puede reforzar las inseguridades que uno tiene y afectar a sus relaciones futuras”.
Sobre todo esto, Efe ha hablado con protagonistas de casos reales de “ghosting”, como Nuria, que confiesa que “habíamos planeado incluso un viaje juntos antes de que esta persona desapareciera”.
Y explica que “lo peor fue pensar que podía haberle sucedido algo malo, como negando lo evidente, para después pasar a preguntarme qué habría hecho yo mal, e incluso llegar a dudar sobre si la relación había sido real”.
Por Nora Cifuentes. // EFE/REPORTAJES
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine