¡Ardillina era muy amable y trabajadora! Agradecía con una bella sonrisa el favor más insignificante y siempre tenía una frase alegre y estimulante para el triste o el dolorido.
Ya se acercaba el invierno y Ardillina, siempre previsora, trabajó mucho para reunir las nueces que le hacían falta para no pasar hambre.
Sobrevivir durante los fríos y largos meses en que la nieve cubre los bosques, es un problema delicado.
Un día, cuando Ardillina ya había reunido una suficiente cantidad de nueces se dio cuenta de que faltaban algunas de su almacén. Angustiada, salió en busca de posibles pistas.
No tardó en encontrar un diminuto rastro sobre la arena. Lo siguió con detenimiento hasta toparse con un grupo de hormigas que llevaban a sus espaldas pequeños trozos de nuez. ¡Ellas habían sido!
Ardillina, comprensiva, les dejó marchar y se volvió a su casa sin decir nada. Por desgracia, el invierno fue más largo de lo normal y, ya en las últimas semanas de su curso, Ardillina observó que empezaba a quedarse sin comida.
Ese mismo día llegaron a casa de Ardillina numerosas hormigas. Cada una de ellas traía un trocito de nuez. La que parecía ser de mayor rango se adelantó a sus compañeras y dijo:
-Ardillina, no creas que hemos olvidado tu maravilloso gesto hacia nosotras antes de que el invierno comenzara. Ahora sabemos que te has quedado sin alimento por nuestra culpa. Recibe las nueces que con gusto te traemos, y acepta nuestro inmenso agradecimiento.
Moraleja:
Ser bondadoso y caritativo con los demás premia el alma y nunca de desamparo sufrirás
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine