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Círculos de fuego flotando en el cielo

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Hace una década aproximadamente, sorprendió el relato escrito de Carmina Martínez Solórzano respecto a que en los papiros del antiguo Egipto se halló uno de los testimonios más contundentes del…

Desde el siglo XV antes de Cristo, existen testimonios de la presencia Ovni en la cultura egipcia, y éste es un hecho impresionante acontecido durante el dominio del faraón Thoutmes III

 Hace una década aproximadamente, sorprendió el relato escrito de Carmina Martínez Solórzano respecto a que en los papiros del antiguo Egipto se halló uno de los testimonios más contundentes del fenómeno Ovni. Sorprendente, porque esos documentos datan del quinceavo siglo antes de Cristo. 

 En las crónicas de Thoutmes III, uno de los más grandes reyes egipcios, se relata un extraño hecho  ocurrido dentro de sus numerosos territorios y que describe la aparición de círculos de fuego en el cielo. Un hecho inverosímil porque, al menos dentro de la cultura egipcia, no existe otro fenómeno como este anterior al que hoy nos ocupa. Con esto no queremos decir que en otras civilizaciones, culturas o épocas, misterios similares a éste no aparezcan en pinturas rupestres o códices. De hecho las hay e inclusive de alguna manera similar, aunque dada con carácter espiritual, la Biblia habla de carros de fuego o bolas que se avisoran en el cielo, pero estas visiones o apariciones ya serán motivo de otros temas que escribiremos a futuro. 

  Pero vayamos al enigma tema de esta columna. En el año 22, durante el tercer mes de invierno, a la sexta hora del día, los escribas de la Casa de la Vida (residencia del faraón Thoutmes) observaron que había un círculo de fuego flotando en el cielo. Ellos lo describieron como ‘algo’ que no tenía cabeza y desprendía un olor fétido. Dijeron también que su cuerpo era largo, de pértica en pértica (medida antigua de 2.70 m.), y que no tenía voz. El suceso se dio a la sexta hora del día pero no se aclara el tiempo de su duración. ¿Pudo ser un objeto volador propulsado por combustible?, por aquello del olor fétido. 

  Esa aparición, que hoy bien podría clasificarse como un avistamiento, causó conmoción y confusión en el corazón de aquellos que lo presenciaron, a tal grado que se postraron boca abajo ante el objeto. Luego fueron con el faraón y le contaron. Según el mismo Tulli (texto del contenido en el papiro Tulli), Thoutmes ordenó que todo lo ocurrido fuera escrito en los rodillos de los papiros. Su majestad meditó y soñó con aquel evento y al cabo de unos días esas ‘cosas’ aparecieron nuevamente en el cielo, pero ahora eran aún más numerosas. 

  Cuán numerosas debieron ser, no se especifica, pero seguramente bastantes, de acuerdo a la breve explicación que se transcribe a continuación. “Ellas brillaban más que el Sol y se extendían en los límites de los cuatro apoyos del cielo (los cuatro puntos cardinales). La armada del faraón consideró que la posición de los círculos de fuego era poderosa’. Aquí podemos entender la dimensión de esas cosas brillantes para que en el plano que conocemos como infinito, pudiera suponerse que su extensión acaparaba visiblemente los cuatro puntos cardinales. En cuanto al poder de los círculos de fuego, por provenir de la armada del faraón, no se puede sino pensar que era una formación el estilo de una estrategia de guerra. 

  Aunque el texto original no aclara la hora en la que sucedió el increíble acontecimiento en el legendario Egipto, es de suponerse que se llevó a cabo durante la noche pues está descrito que el rey Thoutmes se disponía a cenar. Este dato es importante tomarlo en cuenta en la medida que nos señala que los avistamientos (obviamente) también ocurrían por la noche. Su majestad iba a tomar los alimentos de la merienda cuando los círculos de fuego reaparecieron y comenzaron a subir cada vez más alto en el cielo acercándose hacia el sur. 

  Fue entonces cuando peces volátiles cayeron del cielo. Este fenómeno en el papiro está comentado como una maravilla jamás observada desde la fundación de la nación egipcia. El faraón llevó inciensos y los puso a arder a fin de atraer la paz sobre sus lares y su pueblo. El impacto de tal evento inspiró la orden del faraón de inscribir en los anales (obra que relata año por año los acontecimientos) de la Casa de la Vida el fenómeno de ‘los círculos de fuego’, para que jamás fueran olvidados. 

  Aquellos círculos de fuego pueden semejarse a los Ovnis videograbados o fotografiados, de consistencia de plasma (gas fuertemente ionizado) o de luz. Algunos investigadores piensan que el color rojizo de este tipo de naves pudo, antiguamente, dar cabida a que se le llamara de manera metafórica ‘de fuego’. Vale la pena mencionar que en otras civilizaciones antiguas el término ‘círculos de fuego’ es utilizado de manera común, cuando se refiere a casos enigmáticos como este y siempre bajo el mismo rol de avistamientos o visitas de seres extraños para con ellos.

  Lo más extraño e interesante de esta historia se resume en la parte casi final, donde se narra que los objetos volantes dejaron caer volátiles, sin especificar, desafortunadamente, a qué se refiere con estos últimos. De igual manera, es una lástima que en el Tulli no haya una explicación más extensa de qué hicieron los egipcios con esos regalos, para qué los usaron y si en realidad se trataba de un mensaje hacia esa civilización.

  Este es otro de los Enigmas y Misterios que hoy nos sorprenden, y que quizá algún día podamos desentrañarlos, aunque es muy probable que los dejemos  intactos para que lo hagan las generaciones por venir.

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