El camello bactriano, o camello salvaje, como se lo conoce comúnmente, se enfrenta a una reducción de su población de al menos el 84%. En 1986 se consideró en peligro de extinción, y en 2002 se le consideró en peligro crítico.
El camello, a diferencia del dromedario, cuenta con dos jorobas que almacenan grasa y tejido fibroso y constituyen una reserva de alimentos para el animal cuando ésta escasea. También es algo más pequeño y robusto que el dromedario.
Su tamaño hasta la cruz puede ser de 6 pies, y pesar de 1300 a 2000 libras.
El pelo suele ser fino, largo, espeso y lanoso, especialmente en cuello, jorobas y patas anteriores. El color es pardo oscuro llegando a casi negro en algunas zonas. Esto le permite defenderse tanto del sol implacable de las estepas y desiertos rocosos de Asia central como de las bajas temperaturas.
Mientras los machos suelen ser solitarios, las hembras van en pequeños grupos familiares de entre 6 y 30 individuos.
Su alimentación se basa en hierbas y raíces.
Como curiosidad es de notar que a los camellos se les puede encontrar en una zona donde durante 45 años se han realizado pruebas nucleares, y que además no disponen prácticamente de agua dulce, por lo que estos animales se han acostumbrado a beber agua salada; este lugar se encuentra entre las dunas de arena de Kum Tagh, en el desierto situado entre el Tíbet y China.
En 1982 se creó una reserva en Mongolia, y en el 2000 se hizo lo mismo en China; pero aún queda mucho trabajo, incluida la apertura de una segunda reserva natural en China.
También está programada la cría en cautiverio en Mongolia a través de la Fundación para la Protección del Camello Salvaje (Wild Camel Protection Foundation). Esta es una urgente prioridad de conservación, ya que además de estar la especie en peligro crítico, actualmente sólo se encuentran 15 camellos salvajes en cautiverio, y si pasara lo peor, sería muy difícil salvar a la especie. Además hay que tener en cuenta que las hembras maduran sexualmente a los 4 años de vida y, al cabo de 15 meses de gestación, sólo crían una vez cada dos años, con lo que la recuperación es aún más lenta.
Es por eso muy importante que ayudemos a preservar al Camello Bactriano.
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