“A estas alturas, y en parte debido a la pandemia, muchas personas han oído hablar del Sistema Inmunitario” (SI), señala Sari Arponen, doctora en Ciencias Biomédicas, especialista en Medicina Interna, profesora universitaria y experta en microbiota (el conjunto bacterias que residen en nuestro organismo, por ejemplo en el aparato digestivo).
«Las enfermedades infecciosas han matado y enfermado a millones de humanos a lo largo de nuestra historia evolutiva. Desde la malaria hasta las sucesivas olas de la peste negra, pasando por la viruela, la gripe y el cólera”, explica en su último libro divulgativo, centrado en nuestro sistema inmunitario.
Señala que “si no hemos desaparecido como especie antes de que se inventaran las vacunas, la higiene y los antibióticos, es gracias a que nuestros ancestros contaban con un sistema inmunitario, lo bastante flexible y fuerte, que les permitió sobrevivir”.
ESCUDO PROTECTOR NATURAL.
Arponen describe el SI como “un conjunto de células, tejidos y órganos del mismo tipo que colaboran entre sí para llevar a cabo sus funciones”. “Es un sistema muy complejo, constituido por muchos elementos y está en todas partes: en la sangre, la piel, el intestino, el hígado, los ganglios, el cerebro…”, añade. Explica, de manera amena, que al igual que un cuerpo de seguridad pública, como la Policía, nuestro SI “tiene muchas `unidades´ diferentes, es decir muchísimos tipos de células diferentes, cada una con unas funciones”. “En general, la respuesta inmunitaria es un proceso que requiere de mucha energía, por lo que la mayoría de los linfocitos (células linfáticas que intervienen en una reacción inmunitaria) circulan por la sangre en un estado tranquilo, como si “patrullaran la ciudad”, sin gastar energía ni recursos en exceso, describe.
Una de las situaciones que desencadena la “acción policial” es la detección de “un antígeno el cual es, dicho de una forma muy simplista, cualquier sustancia que pueda ser reconocida por los receptores del SI, generándose, de esa manera, una respuesta contra dicha sustancia, según explica está médica.
PARA REFORZAR NUESTRAS DEFENSAS.
El ser humano necesita una dieta de movimientos variada: saltar, correr, andar, tirarse por el suelo, nadar, trepar, ya sea en el campo, el bosque, el mar o la montaña, según la doctora.
“Estamos hechos para movernos. Y en el momento en el que dejamos de hacerlo, estamos sentando las bases de la enfermedad”, recalca.
Nuestro sistema inmunitario es una compleja red de células, tejidos, órganos y sustancias, que nos protegen de las infecciones y las enfermedades. Cuánto más lo protejamos, introduciendo cambios que promuevan un estilo de vida saludable, más nos protegerá.
Respecto del cáncer, señala que no es fácil desarrollarlo, pues tienen que fallar muchos mecanismos de protección. Podemos reducir nuestro riesgo de desarrollar un tumor, llevando un estilo de vida saludable y cuidando nuestro SI. Arponen considera que la vitamina D, los ácidos grasos omega-3 y el magnesio son tres suplementos recomendables para la mayoría de las personas, aunque advierte que la vitamina D se puede obtener tomando el sol (difícil en invierno) y los omega-3 se consiguen comiendo alimentos provenientes del mar.
Además, Arponen traslada una serie de claves para fortalecer y cuidar nuestro sistema inmunitario, recomendando…
Comer “comida de verdad” (verduras, frutas, frutos secos, huevos, marisco, champiñones…) sin que sea en exceso ni demasiada frecuentemente.
Alimentarse con una frecuencia adecuada: Un adulto no debe comer más de 2-3 veces al día, siendo aconsejable dejar pasar al menos 12-13 horas entre la cena y el desayuno. … Ingerir alimentos ricos en fibra soluble y fermentable, la cual ayuda a mantener un microbioma (conjunto de microorganismos) intestinal saludable.
Incorporar al organismo suficientes micronutrientes (minerales y vitaminas que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades).
Introducir pausas en nuestra rutina diaria de estar siempre sentados, levantándonos cada 30 minutos y haciendo ejercicio durante 2-3 minutos: saltos, “burpees”, sentadillas, flexiones…… Reducir el estrés de la vida moderna (nocivo para nuestras defensas), meditando, leyendo libros y pasando tiempo con nuestra familia y amistades, especialmente en entornos naturales.
Desconectar nuestra actividad digital, apagando el ‘smartphone’ al menos 12 horas al día y un día a la semana, lo cual es otra manera de calmarse y desestresarse.
Pablo Gutman// EFE Reportajes
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