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COLA DE CABALLO: LIMPIA LAS VÍAS URINARIAS

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Una amable lectora nos pide que comentemos sobre las propiedades de esta planta que encontramos en varias presentaciones en el mercado. Con gusto comentamos sobre una forma correcta de usar la famosa cola de caballo.

De entrada, todo té se recomienda sea con las yerbas secas, sin bolsita. Si no tiene más que bolsitas, entonces ponga dos para hacer más fuerte el contenido.

La yerba conocida como cola de caballo se recomienda para tratar la retención de líquidos y los cálculos o piedras de sal que pueden estar alojados en los riñones o la vejiga. La gran labor de la yerba en nuestro cuerpo es que precisamente limpia las vías urinarias y los órganos encargados de limpiarnos y regular nuestra química interna: hígado, riñón y vejiga.

No hay más receta para esta limpieza que la de un simple té. Caliente el agua, meta un puñito de yerbas por cada vaso o taza, lo que logre agarrar con las puntas de los cinco dedos eso está bien.

Si lo toma de vez en cuando, se recomienda endulzar con miel, pero si es para tratamiento, mejor tómelo sin azúcares e incluso sin miel. Con el paso de los días le tomará el gusto a la yerba, su sabor amargo, parecido al de la yerba mate.

Si usted cuida su dieta durante dos semanas, dejando de tomar sales y grasas en medida de lo posible, abrirá una ventana para que el té pueda trabajar en su cuerpo.

Se trata de ayudar al té para que limpie mejor nuestro hígado (el laboratorio químico del cuerpo), nuestros riñones (encargados de eliminar los desechos) y la vejiga (que es nuestro manejador de líquidos).

La limpieza del hígado, riñones vejiga le puede en verdad cambiar el humor y la cara, le ayudará a quemar mejor la grasa, a recomponer las nefronas, que son las células tipo bastón de las que se componen el hígado, a dar mantenimiento a nuestros riñones que siempre nos limpian y a manejar mejor los líquidos en la vejiga. Un cuerpo más sano rinde más y hasta se duerme mejor.

Esta limpieza se recomienda para todo adulto mayor de los veinte, hágala al menos una vez cada dos años o cuando sienta que la necesite, después de un tratamiento médico o, muy en especial, al dejar de fumar.

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