De todos es conocido el elevado número de divorcios que existe, sin embargo la integración y comunión de la pareja SI es posible y hasta es divertido y gratificante el proceso para llegar a ella.
El primer requisito e indispensable es conocer, pero realmente conocer a la pareja. Luego se debe emprender por decisión propia y gustosa el auténtico camino de la comunicación y la unión conyugal y seguir en él todos los días, llueva, truene o relampaguee.
Poder conocer a una persona no es fácil, como tampoco lo es el tener una buena comunicación y una unión conyugal, sin embargo los expertos sugieren llevar a la práctica los siguientes puntos: comprensión, inteligencia, afectividad y voluntad. Lo que contribuirá a encontrar el camino hacia la felicidad matrimonial.
Comprensión
Mucha gente confunde el término caridad con dar limosna cuando en realidad esta palabra significa amor. Los esposos se dan a sí mismos por amor pero esto no es suficiente; por algo existe una frase muy conocida que dice: la caridad más que en dar, está en comprender.
Nadie puede comprender a otra persona si no le conoce, ¿verdad? De hecho hay parejas que se llevan cada sorpresa cuando descubren, por ejemplo, que su amorcito usa pupilentes; nada más que lo descubren… ¡justamente en la fiesta de su quince aniversario de bodas!
Para evitar asombros, más vale que cada uno se empeñe en el conocimiento del otro y para eso hay que dejarse guiar por la inteligencia, más que por el sentimiento.
Cierto es que el sentimiento ayuda en la elección de la pareja, pero luego del flechazo inicial; lo que sigue es una firme voluntad por analizar -con lupa, incluso- el carácter y la manera de ser de quien puede convertirse en nuestro compañero o compañera por el resto de la vida.
Ahora que, por mejor investigador que sea uno, nadie debería atreverse a decir, aun cuando tenga muchos años de casado: Yo conozco perfectamente a mi pareja. Simplemente eso no puede ser cierto porque a veces no nos conocemos a nosotros mismos, por lo tanto el proceso de convivir con el cónyuge, siempre será entretenido.
Inteligencia
Nadie puede afirmar que el hombre es más inteligente que la mujer o viceversa. La verdad es que tienen igual capacidad intelectual, sin embargo son diferentes en la manera de entender, de conocer y captar la realidad.
La apreciación de un problema es más pasional en la mujer, más fría en el hombre. Es por eso que la mujer tiende a exagerar las dificultades y el hombre a minimizarlas. Entre los dos pueden conseguir el tan anhelado equilibrio.
Afectividad
Lo característico de la mujer es la ternura y la necesidad constante de dar y recibir manifestaciones de afecto. En cambio al hombre hasta le han inventado por ahí una canción que dice: mi rey era un monstruo de piedra, con el corazón de piedra. Por algo será ¿no? ¡Bien merecida se tiene su fama! aunque su naturaleza sea la verdadera responsable y a la vez muy sabia, pues de la unión de los dos surge nuevamente la armonía.
Voluntad
Una buena integración requiere de voluntad para crecer en pareja, antes que buscar la satisfacción individual de necesidades propias. Pero ¿cómo saber si en verdad tengo voluntad de conocer a la persona con la que me casé….?
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