Pues bueno, me di cuenta de mi cruda realidad capilar al ver que mi papá, mi abuelo y mi bisabuelo, eran pelones. Así que, desde pequeño, aún cuando tenía “buena mata”,
Pues bueno, me di cuenta de mi cruda realidad capilar al ver que mi papá, mi abuelo y mi bisabuelo, eran pelones.
Así que, desde pequeño, aún cuando tenía “buena mata”, ya sabía lo que me esperaba. Sin embargo, yo pensaba que llegaría más o menos como a los 40 años, pero la realidad llegó muy temprano.
Como a los 20 años, mera edad de la presunción y del ligue, el pelo se me empezaba a caer a montones, las entradas se hacían más notorias y el cabello se volvía más delgadito. ¡Desesperación total!
Entonces recurrí a un dermatólogo que estaba bastante viejito, pero un pionero en México de este procedimiento, quien me sugirió someterme a un trasplante de cabello.
Así que, sin más miramientos, lo hice, aún cuando el procedimiento era muy caro -cosa de 10 dólares por pelo- y la técnica consistía en sacar grupos de cabellos e implantarlos en las zonas que lo necesitaran.
Y bueno, la primera experiencia fue traumática, dolorosísima, porque fue hace como 15 años y los métodos eran más rudimentarios.
No sé si han sentido un piquete en la cabeza, una zona muy sensible. Pues bueno, eso casi me hizo llorar. Y luego, siguieron muchos piquetes más. Yo estaba que no podía más y maldecía mi suerte y mi vanidad.
Luego empecé a sentir como que si me metieran un sacabocado (que me hicieran hoyos en el cuero cabelludo, pues). Sentí sangre que corría por el cuello, mezclada con agua que inyectaban para no se qué. Estuve en la silla como unas dos horas, y el cuello me molestaba. Respiré y pensé que era todo… pero no.
Había que estar vendado, con bastante presión, por dos días (claro, sin poder dormir), luego regresar a que retiraran la venda y estar una semana sin bañarse para no dañar los folículos. Bueno, yo creo que en estos días hasta moscas me rondaban… del trabajo, ni hablamos.
Pero lo peor estaba por venir: al cuarto día se me hinchó la cara, como la de el Hombre Elefante, ¡de verdad! Con decirles que me daba miedo mirarme en el espejo. Pero poco a poco, todo se normalizó y el pelo como a los cuatro ó cinco meses, comenzó a crecer. Pocos pero seguros…
Sin embargo, el resultado no era del todo satisfactorio ya que me había quedado como pelo de muñeca, de estos que se ven súper artificiales, como acomodados por ramilletes. Así que hubo que regresar después de dos años al quirófano, ya con otro doctor, y con técnicas más avanzadas…
Y bueno, hasta la fecha llevo como seis intervenciones, cada vez más leves y con mejor recuperación, con lo cual me he convertido en todo un experto en el tema.
¿Qué si vale la pena?… Bueno, si no fuera por todo esto, ahora mi cabecita sería una gran bola de billar y… ¿quién quiere algo así?… Creo que nadie la quiere, pero muchos se resignan!!!
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